TEXTO BÍBLICO
Salmos 141 (NVI)
Salmo de David.
“141 A ti clamo, Señor; ven pronto a mí.
¡Atiende a mi voz cuando a ti clamo!
2 Que suba a tu presencia mi plegaria
como una ofrenda de incienso;
que hacia ti se eleven mis manos
como un sacrificio vespertino.
3 Señor, ponme en la boca un centinela;
un guardia a la puerta de mis labios.
4 No permitas que mi corazón se incline a la maldad,
ni que sea yo cómplice de iniquidades;
no me dejes participar de banquetes
en compañía de malhechores.
5 Que la justicia me golpee,
que el amor me reprenda;
que el ungüento de los malvados
no perfume mi cabeza,
pues mi oración está siempre
en contra de sus malas obras.
6 Cuando sus gobernantes sean lanzados desde los despeñaderos,
sabrán que mis palabras eran bien intencionadas.
7 Y dirán: «Así como se dispersa la tierra
cuando en ella se abren surcos con el arado,
así se han dispersado nuestros huesos
a la orilla del sepulcro».
8 En ti, Señor Soberano, tengo puestos los ojos;
en ti busco refugio; no dejes que me maten.
9 Protégeme de las trampas que me tienden,
de las trampas que me tienden los malhechores.
10 Que caigan los impíos en sus propias redes,
mientras yo salgo bien librado.”
REFLEXIÓN
Acción y reacción
Es tan fácil involucrarse en situaciones que desagradan a Dios, teniendo en cuenta que nos movemos en un mundo que no lo conoce. Con frecuencia, caemos en el juego de satanás, y por nuestro desconocimiento de la palabra de Dios, caemos en la tentación de hablar mal de otros, levantar falso testimonio, decir “mentiritas” piadosas o lo que es peor, juzgar a nuestros semejantes sin la objetividad requerida, dando un pésimo testimonio de lo que el Señor ha hecho y puede hacer en nuestra vida como creyentes.
Nuestro comportamiento puede llegar a confundir a quienes desean ver en nosotros un punto de referencia y esperanza para lograr un cambio radical en su estilo de vida. Cuando decimos ser seguidores de Cristo, pero no somos coherentes con nuestras acciones, por cosas tan sencillas como nuestro proceder en momentos de dificultad, lo único que logramos es que esas personas terminen por alejarse y rechacen por completo la bendición de entregar su corazón a las verdades reveladas a través de los milagros grandes y pequeños, que nuestro Señor puede hacer.
Nuestras acciones y reacciones, dicen quiénes somos. Nuestras decisiones definen quién es Dios para nosotros. Fallar es fácil y eso Dios lo sabe y realmente Él no espera que no nos equivoquemos, sino que seamos capaces de reconocer y rectificar prontamente nuestro comportamiento.
Ser ligeros de labios es pecado. Debemos lograr que lo que salga de nuestra boca sea de edificación y para el bienestar de quienes nos rodean. Si es para humillar, insultar o hacer daño, es mejor poner guarda a nuestra boca como si fuera un cerrojo con doble llave, para no tener que afrontar las consecuencias de nuestra falta de sabiduría y dominio propio: estrés, angustia, miedo, vergüenza o ansiedad.
Alabanza sugerida
Canción: Gracia incomparable – Evan craft & Eva Luna Montaner
Ver video aquí: http://bit.ly/2DlAOMX
OREMOS
En retrospectiva puedo ver que te he fallado Señor, al permitir que ligeramente juicios de valor sean pronunciados por mi, sin la objetividad y evidencia razonable requerida, que confirme lo que se ha dicho, oido o visto por otros que me involucran a mí. Perdóname Señor, porque me he dejado llevar de mis emociones, tomando decisiones sin acudir primero a tu presencia para calmar mi ansiedad de responder de la misma manera. Señor pon guarda a mi boca y no permitas que por mis emociones hiera a quienes me rodean, recuérdame que lo dicho, dicho está y que aunque pueda recibir perdón de parte tuya y de esa persona, es tu imagen la que estoy vulnerando con mis acciones y reacciones. Te amo Señor, transforma mi carácter en uno similar al de tu hijo amado. En el nombre de Jesús, amén.