“Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto”.
(Colosenses 3:14 NVI)
Cesar Osorio es un amigo muy especial para mí. Gran escritor, instrumento de Dios para confrontar fácilmente a creyentes y no creyentes, a través su actitud soñadora, un estilo de vida cristiana y un testimonio lleno del amor de Cristo.
Decidió creer en Dios y sus promesas, príncipe de un cuento de hadas que buscaba una princesa capaz de hacerlo feliz hasta la eternidad y que estuviera dispuesta a compartir junto a él, los deseos más profundos de su corazón.
La princesa Adriana, era más de lo que él había esperado. Preciosa por fuera y apasionada por Dios. Desde que se vieron, sus corazones latieron fuertemente al unísono y con mariposas revoloteando a su alrededor, ya no habían más excusas para negarse al amor verdadero, se enamoraron, se comprometieron y finalmente sellaron con un rotundo Sí, un pacto de amor con nuestro Padre.
No pude contener mi llanto de felicidad, cuando vi a la novia entrar por la puerta principal de la capilla; radiante, encantadora, iluminando el lugar con su belleza. Suavemente tomó la mano de su amado y con su mirada, pudo decirle que lo amaba y que se encontraba muy feliz de haber podido cumplir la cita más importante de su vida.
La presencia de Dios era evidente en aquel lugar. Verla alabar al Padre me hizo experimentar una sensación de paz indescriptible, jamás había visto a alguien cantarle al Señor con tanta entrega y conexión. Llegué a ese lugar para asistir a una boda, pero fue una conversación cercana con quien me confirmaba que mi esposo es el dueño de mi corazón, que lo amo y que a partir de aquel instante me esmeraría aún más, por enamorarlo no de mí, sino de Dios.
Es impresionante ver el poder que tiene nuestro Padre de restaurar y sanar las heridas del pasado. Cada uno en sus votos confirmó lo que con tanto amor, paciencia, bondad y perfección, habían logrado en unidad de manera majestuosa, se glorificaba Dios en aquel lugar, susurrándonos al oído que cuando caminamos en su voluntad y con total obediencia, los sueños se hacen realidad.
Este cuento de hadas aún no tiene un final, tienen una tierra prometida que conquistar juntos, el cumplimiento de un propósito maravilloso y el inicio de un ministerio, su propia familia.
Me resta bendecirlos por lo que han hecho en mí, desearles lo mejor y agradecerles por lo que significan en mi proceso de crecimiento y formación, pues hacen y serán para siempre parte de mi historia como una bella Diosidencia que debo honrar por su ejemplo de fidelidad y confianza en aquel para el que NADA es imposible.
“Porque para Dios no hay nada imposible”.
(Lucas 1:37 NVI)
Escrito por Lilo de Sierra para www.conectadosconcristo.com
Gracias Lilo, fue hermoso lo que escribiste… Reitero mi admiración y cariño a una mujer de DIOS valiente y esforzada que me bendijo con su amistad.
Naaa, soy yo la que tengo que agradecerles a ustedes dos, por TODO lo que han significado para mi vida. ¡Un abrazo!