TEXTO BÍBLICO

Proverbios 1:8-19 (NVI)

Exhortaciones a buscar la sabiduría

Advertencia contra el engaño

“8 Hijo mío, escucha las correcciones de tu padre
y no abandones las enseñanzas de tu madre.
9 Adornarán tu cabeza como una diadema;
adornarán tu cuello como un collar.

10 Hijo mío, si los pecadores quieren engañarte,
no vayas con ellos.
11 Estos te dirán:
«¡Ven con nosotros!
Acechemos a algún inocente
y démonos el gusto de matar a algún incauto;
12 traguémonos a alguien vivo,
como se traga el sepulcro a la gente;
devorémoslo entero,
como devora la fosa a los muertos.
13 Obtendremos toda clase de riquezas;
con el botín llenaremos nuestras casas.
14 Comparte tu suerte con nosotros,
y compartiremos contigo lo que obtengamos».
15 ¡Pero no te dejes llevar por ellos,[a] hijo mío!
¡Apártate de sus senderos!
16 Pues corren presurosos a hacer lo malo;
¡tienen prisa por derramar sangre!
17 De nada sirve tender la red
a la vista de todos los pájaros,
18 pero aquellos acechan su propia vida[b]
y acabarán por destruirse a sí mismos.
19 Así terminan los que van tras ganancias mal habidas;
por estas perderán la vida.”

REFLEXIÓN

Advertencia contra los engaños de Satanás

Los que tenemos el privilegio de ser padres, también tenemos la misión de cuidar y guiar a nuestros hijos, por senderos seguros; orar por su protección y velar por su bienestar. Al corregirlos, buscamos que rectifiquen aquellos comportamientos que los desvían de los caminos del Señor. Constantemente, los hijos rechazamos el consejo de nuestros padres, tratando de evitar ‘según nuestro criterio’ su intromisión e invasión a una supuesta privacidad. Las palabras de afirmación o maldición emitidas por un padre, son poder en la vida de un hijo, porque al ser autoridad, Dios le ha otorgado su total respaldo.

Por lo anterior, debemos tener mucho cuidado de profetizar cosas negativas sobre nuestros hijos, hablar en positivo cuando se trata de ellos y su futuro y pedirle mucha sabiduría a Dios, para conducirlos en integridad y santidad, a través de nuestro ejemplo más que con gritos, discusiones acaloradas, insultos o falta de perdón, porque en cualquier momento tendremos que rendir cuentas por lo que hagamos y dejemos de hacer por ellos delante de Dios.

Estamos en una constante guerra espiritual. Satanás acecha las familias, usando personas que están lejos de Dios en contra nuestra. Aquellos que tienen un corazón que se inclina a la maldad, querrán que los acompañes al sepulcro al que conduce el pecado; a satanás le encanta ver la caída de los hijos de Dios, cuando no pueden resistir sus artimañas y ceden a la tentación de fallarle al Señor; le fascina ver a hombres y mujeres arrojar sus matrimonios a la basura por un “ratico” de placer, ver como se dividen las familias por dinero, como perdemos nuestro trabajo a causa de un jefe de carácter complicado o por la ambición de obtener la riqueza y la posición social temporal que la ilegalidad ofrece.

El Señor nos ha bendecido con una vida en abundancia. Desde que nos concibió en sus pensamientos, quiso que fuéramos personas felices. Nos ha dado a conocer los lineamientos para una vida exitosa. Exige de nosotros obediencia, enfoque, coherencia y disposición para dejarse guiar. Nos advierte sobre las consecuencias de ganancias mal habidas y actos de violencia y le desagrada sobremanera nuestra testarudez, necedad y falta de discernimiento, frente a los juegos propuestos por el enemigo, buscando nuestra destrucción… ¡Somos libres para elegir!

Alabanza sugerida

Canción: Malas noticias – Su Presencia

Ver video Aquí: http://bit.ly/2q1qAO9

OREMOS

Padre amado, renueva mi mente y mi corazón. No permitas que caiga en tentación y dame la fuerza para resistir los ataques del diablo. Con el poder y la autoridad que me has concedido, declaro que satanás no tiene poderío sobre mi vida y mi familia. Señor toma el control de cada circunstancia difícil de mi vida, dame sabiduría y guíame en tu amor y tu verdad en donde quiera que me encuentre. Rodéanos con tu protección y bendícenos, por el poder de tu Santo Espíritu y en el nombre de Jesús, tu hijo amado; amén y amén.