TEXTO BÍBLICO
Eclesiastés 9: 11-18 NVI
Más vale maña que fuerza
“11 Me fijé que en esta vida la carrera no la ganan los más veloces, ni ganan la batalla los más valientes; que tampoco los sabios tienen qué comer, ni los inteligentes abundan en dinero, ni los instruidos gozan de simpatía, sino que a todos les llegan buenos y malos tiempos.
12 Vi además que nadie sabe cuándo le llegará su hora. Así como los peces caen en la red maligna y las aves caen en la trampa, también los hombres se ven atrapados por una desgracia que de pronto les sobreviene.
13 También vi en este mundo un notable caso de sabiduría: 14 una ciudad pequeña, con pocos habitantes, contra la cual se dirigió un rey poderoso que la sitió, y construyó a su alrededor una impresionante maquinaria de asalto. 15 En esa ciudad había un hombre, pobre pero sabio, que con su sabiduría podría haber salvado a la ciudad, ¡pero nadie se acordó de aquel hombre pobre!
16 Yo digo que «más vale maña que fuerza», aun cuando se menosprecie la sabiduría del pobre y no se preste atención a sus palabras.
17 Más se atiende a las palabras tranquilas de los sabios
que a los gritos del jefe de los necios.
18 Vale más la sabiduría
que las armas de guerra.
Un solo error
acaba con muchos bienes.”
REFLEXIÓN
Buenos y malos tiempos
En algún momento de nuestra vida, hemos de atravesar buenos y malos tiempos. No tenemos el éxito garantizado, pero si podemos librar una batalla digna de un(a) hijo(a) de Dios. En nuestra propia sabiduría, no podemos evitar que sucedan cosas que hagan tambalear nuestro mundo, pero lo que sí podemos hacer, es tener la plena confianza en Dios, de que todo estará bien, si es Él quien va delante de nosotros. Él nos sostiene, nos defiende y nos protege de cualquier adversario que quiera derribarnos.
Aprender a luchar con las armas correctas es la clave para librar una batalla justa, en la que nuestra victoria sea unánime y podamos darle la gloria a Dios. Estamos acostumbrados a dejarnos llevar por la emocionalidad de los momentos de dificultad; la soledad, la tristeza, la desesperación, la frustración nos dominan y no nos permiten ver con claridad el paso a seguir.
Cuando fijamos la mirada en el problema y dejamos a Dios de lado como si fuera un objeto decorativo, cualquier solución que encontremos, será temporal y no tendrá mayor trascendencia. Nuestra posición social, el cargo directivo que tengamos, la empresa de renombre para la que trabajemos, la cantidad de bienes materiales que poseemos o los muchos amigos que creamos podemos tener, no pueden ofrecernos soluciones definitivas a las calamidades de la vida. Solo Dios puede darnos paz en medio de la tormenta y llevarnos a puerto seguro cuando nos sintamos perdidos.
Se vale tomar un respiro, no dejarse llevar por emociones que constantemente nos traicionan y nos hacen errar. Entrégale al Señor eso que tanto te agobia; pídele sabiduría y fuerza para enfrentar con valentía la situación que hoy te roba la paz. Él estará contigo, ha prometido no dejarte solo(a) y acompañarte en medio de tu desierto…al final, cuando todo haya pasado, entenderás el propósito de tu prueba, serás mucho más fuerte que ayer y ya nada volverá a ser igual.
Alabanza sugerida
Canción: Mejores tiempos – Lilly Goodman
Ver video aquí: https://bit.ly/2fZbkNh
OREMOS
Señor, tu eres mi refugio en medio de la tormenta. A mi lado estás y no me siento solo(a). Gracias por darme dirección en medio de la situación difícil que estoy pasando (menciónala), eres quien me sostiene y me da la fuerza para seguir hacia adelante. Te entrego lo que ya no está bajo mi control y decido caminar de tu mano hasta el final. Te amo con todas las fuerzas de mi corazón y declaro que todo estará bien porque eres tú quien libra la batalla por mí. En el nombre de tu hijo Jesús, amén y amén.