“El que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha”.
SALMOS 126:5 NVI
En el desierto pueden haber muchas estaciones o etapas y está en cada uno de nosotros acortarlas o alargarlas, pero lo más importante en este camino y de lo que ya les he hablado es que Dios jamás nos va a dejar, Él es un caballero que está atento a nuestras necesidades y súplicas; está en nosotros si dejamos que Él entre en nuestro desierto y nos guie por el camino correcto o lo apartemos y lo dejemos a un lado.
Hoy quiero decirles que si ya tenemos una promesa peleamos la buena batalla que la victoria ya Dios la dio, pongamos en marcha nuestra fe, no nos quedemos pasivos, sigamos el camino victoriosos a esa tierra prometida, luchemos hasta el final, persigamos el sueño y entreguemos en sus manos esa bendición que está por venir.
“Allí le devolveré sus viñedos,
y convertiré el valle de la Desgracia
en el paso de la Esperanza.
Allí me corresponderá, como en los días de su juventud,
como en el día en que salió de Egipto”.
OSEAS 2:15 NVI
Tengamos fe, confiemos más en el poder de Dios y en infinito amor hacia nosotros. Busquémoslo de todo corazón que Él no es deudor que se queda debiendo, más bien un dador que lo da todo por sus hijos aún sin nosotros merecerlo.
Escrito por Sofía Ávila para www.conectadosconcristo.com