TEXTO BÍBLICO

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma». 

(Mateo 11:28‭-‬29 NVI) 

REFLEXIÓN

Tener un alma enseñable en medio de las dificultades, es prácticamente imposible. Debo confesar que estos dos años de pandemia han sido todo un reto para mí y mi familia. A veces con tono sarcástico suelo decir que el día que Dios repartió los dones culinarios y de mujer hacendosa yo no estaba presente. Los quehaceres del hogar y la cocina me cuesta asumirlos con diligencia; sin embargo, los hago por obediencia.  

La Pandemia llegó para instituir cambios en nuestra rutina diaria. Las obligaciones laborales se juntaron con las del hogar. Me sentía abrumada con tanta responsabilidad.  Mi esposo y mis hijas cada uno con deberes por cumplir, poco aportaban, y yo como bomba a punto de estallar me volví amargada, quejosa y remilgada.  

El tiempo y energía que gastamos peleando y discutiendo, deberíamos invertirlo en ayuno y oración. El Señor nos dice que si nos acercamos a Él buscando descanso, Él nos dará paz y quietud.   

El Señor no nos librará de nuestras responsabilidades, no realizará nuestro trabajo, ni preparará almuerzos, no será la niñera de nuestros hijos ni mucho menos atenderá a nuestro esposo cuando regrese a casa después de una pesada jornada; lo que si hará, es darnos la fuerza que necesitamos para hacer lo que nos corresponde con alegría, dedicación y excelencia. Nos enseñará a ser apacibles, suaves, pacientes, humildes y agradecidas en medio del proceso. 

Cada día trae su afán y por eso es mejor permanecer en completa conexión con el Señor. Tú decides con que actitud vas a enfrentar los retos diarios. Es tu elección cargar con la maleta de preocupaciones o entregársela a Dios para que sea Él quien aligere el peso en tu mente y corazón y te permita desenvolverte con mayor agilidad. Siempre ha sido, es y será tu decisión. 

OREMOS

Señor dame sabiduría y toma la carga de mis preocupaciones. Aligera mi alma de la angustia y desesperación que producen  las responsabilidades asumidas y los retos enfrentados. Concédeme tu paz, acrecienta mi fe, revélame tus planes y llena mi alma de paciencia y humildad . Te amo Jesús. Amén y amén.