“4 »Éstas son las fiestas que el SEÑOR ha establecido, las fiestas solemnes en su honor que ustedes deberán convocar en las fechas señaladas para ellas: 5 »La Pascua del SEÑOR comienza el día catorce del mes primero, a la hora del crepúsculo. 6 El día quince del mismo mes comienza la fiesta de los Panes sin levadura en honor al SEÑOR. Durante siete días comerán pan sin levadura. 7 El primer día celebrarán una fiesta solemne en su honor; ese día no harán ningún trabajo. 8 Durante siete días presentarán al SEÑOR ofrendas por fuego, y el séptimo día celebrarán.” Pero el Señor se apiadó de ellos, les dio libertad, les enseñó lo que es caminar de su mano, los salvó de la zozobra para concederles la alegría, la abundancia y la paz, ese siempre ha sido su plan, solo que tanto en la antigüedad como hoy en día, somos testarudos y voluntariosos, nos apartamos constantemente de sus caminos y desobedecemos sus normas y preceptos. La pascua, es la festividad judía en la que se celebra la salida del pueblo hebreo de Egipto. Es una de las festividades más importantes conocida también como Pésaj, a partir del día 15 del mes hebreo Nisán (corresponde con los meses gregorianos de marzo y abril, según el año) y se extiende durante 8 días, lo que correspondería al final del mes de marzo y la primera semana de abril (calendario occidental moderno). La celebración se realiza en torno a la unidad familiar y está prohibida, en ese tiempo, la ingesta de alimentos fermentados con levadura. Sería maravilloso que todos entendiéramos el verdadero significado de lo que Dios ha hecho por nosotros. Se nos caería la venda de los ojos y podríamos ver con claridad, que siempre ha permanecido a nuestro lado. Estaríamos en celebración continua, porque si pensamos en lo que ha sido nuestra vida hasta ahora, estoy segura que nos ha liberado, no una sino muchas veces de las garras del pecado, otorgándonos una vida nueva, apartados del mal y dispuestos a dar un fruto perdurable. Señor, gracias por darnos libertad, por amarnos, por cuidarnos y protegernos del mal y de la muerte. Yo sé que estás conmigo y eso me anima a renovar mis fuerzas para retribuirte en obediencia algo de lo que por tu generosidad puedo disfrutar hoy. He sido salvado(a) por tu mano poderosa y sólo puedo elevar cánticos al cielo, en muestra de mi agradecimiento eterno y plena confianza de que quien permanece a mi lado, es más fuerte que aquel que quiere verme atado a cadenas de desesperanza y el olvido. Declaro victoria absoluta, en el nombre de Jesús, amén.Texto Bíblico
Levítico 23: 4 – 8 NVI
Fiesta de la Pascua
Reflexión
Celebrando que Dios me ha hecho libre
En el libro del Éxodo se relata paso a paso la opresión a la que fue sometido el pueblo de Dios a manos de los egipcios. Su esclavitud los mantenía atados a una vida llena de penurias y necesidades, no solo físicas sino emocionales, vivían sometidos a una sociedad pagana, rodeados de prácticas que ofendían al Señor, pero por sobre todas las cosas, era un pueblo sin conocimiento de Él y condenado a la oscuridad.
Oremos
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