TEXTO BÍBLICO
“Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado”.
(Juan 17:3 NVI)
REFLEXIÓN
Mi vida cambió cuando recibí a Jesús cómo mi Señor y Salvador. En aquel entonces, pasaba por el peor momento de mi vida y Él me abrazó, me sostuvo, me consoló, me fortaleció y me restauró con paciencia, perseverancia y amor inmutable y eterno. Estas acciones han sido repetitivas en las tantas pruebas que he tenido que enfrentar. No me he sentido sola, Él me ha respaldado, ha permanecido a mi lado y como un papá que me ama, me ha disciplinado cuando ha sido necesario.
En cada proceso he aprendido a reconocer que mi relación personal con Jesús, ha sido la clave para alcanzar mis metas profesionales y espirituales. He sido entrenada para identificar los ataques de Satanás a mi identidad y aferrarme a la promesa de que cuento con su respaldo, es lo que me ha permitido reconocerme como vencedora.
El enemigo tratará de hacerte creer que no existe e impedir que entiendas quien eres para Cristo. Por esta razón, lo primero que se ve fracturado cuando enfrentas dificultades es tu comunicación con Él. Dejas de orar, de leer la Biblia y congregarte; pero todo esto, es solo el ardid del engañador para que pierdas el rumbo, tu propósito, tu paz y te sientas culpable e intranquilo(a), perdiendo de vista los planes de Dios y motivándote de esta manera a exaltar tu problema antes que el poder de Dios para cambiar tus circunstancias.
Hoy quiero invitarte a cerrarle las puertas de tu vida a Satanás. Jesús es el mejor filtro para garantizar que tomes decisiones acertadas. Antes de actuar, pregúntate ¿Qué haría Jesús si estuviera en tu lugar?. Si deliberadamente decidiste alejarte de la iglesia, retoma tus actividades. Si descuidaste tus disciplinas espirituales, insiste en fortalecerlas; al principio te costará un poco, pero llegará el momento en el que sentirás que son indispensables para tu crecimiento, tranquilidad y protección.
OREMOS
Padre amado, tengo sed de ti. El tiempo que he estado apartado(a) de tus caminos le he cedido terreno importante a un enemigo que solo quiere verme derribado(a). Hoy decido retomar con mucha más fuerza mi relación personal contigo, te propongo que comencemos de nuevo y hagamos de nuestra amistad, la más fuerte de todas. Me comprometo a hablar contigo a diario, contarte mis triunfos y mis derrotas. Leeré tu palabra para obtener guía y respuesta de parte tuya sobre el camino que debo tomar para consolidarme como hijo(a) triunfador(a). Protégeme, guárdame y dame sabiduría. Haz de mi una persona valiente. En el nombre de Jesús, amén.