TEXTO BÍBLICO

Isaías 42: 18-25 NVI

Israel ciego y sordo

“18 »Sordos, ¡escuchen!
    Ciegos, ¡fíjense bien!
19 ¿Quién es más ciego que mi siervo,
    y más sordo que mi mensajero?
¿Quién es más ciego que mi enviado,
    y más ciego que el siervo del Señor?
20 Tú has visto muchas cosas,
    pero no las has captado;
tienes abiertos los oídos,
    pero no oyes nada».
21 Le agradó al Señor,
    por amor a su justicia,
    hacer su ley grande y gloriosa.
22 Pero este es un pueblo saqueado y despojado,
    todos atrapados en cuevas
    o encerrados en cárceles.
Son saqueados,
    y nadie los libra;
son despojados,
    y nadie reclama.

23 ¿Quién de ustedes escuchará esto
    y prestará atención en el futuro?
24 ¿Quién entregó a Jacob para el despojo,
    a Israel para el saqueo?
¿No es acaso el Señor
    a quien su pueblo ha ofendido?
No siguió sus caminos
    ni obedeció su ley.
25 Por eso el Señor derramó sobre él
    su ardiente ira y el furor de la guerra.
Lo envolvió en llamas, pero no comprendió;
    lo consumió, pero no lo tomó en serio.”

REFLEXIÓN

Ciegos, sordos y mudos

¿Realmente estamos sanos mental, física y espiritualmente? ¿Estamos atentos a la voz de Dios y seguimos fielmente sus instrucciones? o ¿acomodamos a nuestro antojo su palabra y evadimos nuestras responsabilidades para con Él?.

Somos sordos, porque queremos escuchar solo lo que nos conviene y cuando el señor nos exhorta y nos llama la atención, frente a nuestra insensatez y falta de prudencia, simplemente ignoramos lo que nos dice y actuamos como si Él no existiera. Nos ha dicho que somos multiplicadores de su mensaje y nos conformamos con compartir mensajes fríos e inertes en redes sociales, ignorando el contacto personal con aquellos que están a nuestro alrededor y no conocen de su obra.

Somos ciegos, porque hemos visto milagros y aun así dudamos de su poder. Hemos sido salvados, sanados, rescatados, redimidos, restituidos y puestos en un lugar de preferencia, conforme a su voluntad; sin embargo, exigimos recibir más. Se nos ha sido dado con generosidad y así mismo, en agradecimiento, debemos mostrar su obra maravillosa en nosotros sin escondernos en las cuevas de nuestras inseguridades. Hemos sido declarados libres, pero continuamos atados a deseos no saciados y a un pasado que esclaviza. Ha llegado el momento en el que debemos compartir al mundo quién es Él en nuestra vida, sin restricciones ni temores en pro de la obediencia.

Somos mudos, callamos al presenciar la injusticia y el maltrato. Somos indiferentes ante el desprecio que el mundo muestra hacia el Señor. Callamos y somos permisivos, conocemos la palabra, sabemos lo que le ofende a Dios y apartamos la mirada con aires de falsa protección, con la excusa de que estamos en el mundo pero no le pertenecemos a Él. ¿Cómo ser sal y luz, sino hacemos nada? ¿Cómo extender el reino de Dios en ésta tierra si nos quedamos quietos esperando que otros hagan lo que nos corresponde hacer?…Tú ya tienes la respuesta a cada una de éstas preguntas…

Alabanza sugerida

Canción: Tú – Dariann González

Ver video aquí:  https://bit.ly/2FpYlgI

OREMOS

Señor que tu obra sanadora sea extendida por toda la tierra; úsanos como instrumentos de sanación mental, física y espiritual, para dar a conocer tu nombre a cada persona que tengamos el honor de conocer y con aquellos que se crucen en nuestro camino, esperando recibir una voz de aliento y una palabra sabia, en un mundo en donde el ruido no les permite escuchar tu voz.

Amado Padre, guíanos y danos sabiduría y valor, para no adaptarnos a lo que el mundo nos muestra, sino ayúdanos a marcar la diferencia, a dar testimonio de lo que has hecho, lo que haces y lo que harás en nuestra vida. Te amo mi Dios, creo en ti, soy tu siervo(a) amado(a) y bendecido(a); aquí estoy, dispuesto(a) a trabajar para ti.

En el nombre de Jesús, declaro que soy faro y luz, amén.