TEXTO BÍBLICO
Salmos 87
Salmo de los hijos de Coré. Cántico.
“87 Los cimientos de la ciudad de Dios[a]
están en el santo monte.
2 El Señor ama las entradas de Sión
más que a todas las moradas de Jacob.
3 De ti, ciudad de Dios,
se dicen cosas gloriosas: Selah
4 «Entre los que me reconocen
puedo contar a Rahab y a Babilonia,
a Filistea y a Tiro, lo mismo que a Cus.
Se dice: “Este nació en Sión”».
5 De Sión se dirá, en efecto:
«Este y aquel nacieron en ella.
El Altísimo mismo la ha establecido».
6 El Señor anotará en el registro de los pueblos:
«Este nació en Sión». Selah
7 Y mientras cantan y bailan, dicen:
«En ti se hallan todos mis orígenes».[b]
REFLEXIÓN
Ciudadanos del cielo y de la tierra
El Salmista indudablemente se refiere, a Jerusalén, como la ciudad de Dios, cimentada en el monte Santo; una ciudad amada por Él y enormemente bendecida. Los procedimientos legales y jurídicos de la época, la interacción social y las transacciones comerciales, se llevaban a cabo en la puerta principal de la misma; lo que hacía de ella una ciudad atractiva para otras naciones como Egipto y Babilonia, Tiro, Etiopía y Filistea.
Tenemos un Dios incluyente, que no tiene favoritismos y para quien unos y otros somos igual de importantes porque hacemos parte de su creación, sin importar raza, origen de nacimiento o nivel socio económico; todos somos ciudadanos del cielo mismo, amados y apreciados por nuestro padre celestial.
Lo que pasa en nuestra ciudad, no es responsabilidad únicamente de nuestras autoridades, sino también de quienes habitamos en ella. La falta de tolerancia, la corrupción, la inseguridad, la inequidad traducida en pobreza, la suciedad en las calles, el deterioro social, la indiferencia, provienen del corazón del hombre y no de los anhelos y deseos de un Dios que trabaja arduamente por nuestro bienestar.
Si viviéramos en unidad con el Señor, entenderíamos que nuestro deber ciudadano, es bendecir y no maldecir, orar por quienes nos gobiernan, ayudar a nuestros semejantes, brindarle comida y vestido a quién lo necesita, ser respetuosos y cuidadosos del medio ambiente y valorar cada momento bueno y malo experimentado en la ciudad donde vivimos, porque conocemos que dentro de su plan maravilloso y perfecto está, que como sus hijos, logremos impactar con un testimonio real de su presencia en nuestro interior.
Puedes propiciar un cambio, si a partir de éste momento adoptas un estilo de vida diferente, en el que hagas parte de la transformación de tu ciudad. Qué bueno sería que los visitantes de tierras lejanas pudieran sentir y conocer a Dios en ese lugar a través a ti; tienes una posición privilegiada, en la que tu participación es necesaria e importante, requiriendo un compromiso de tu parte mucho más activo.
Alabanza sugerida
Canción: Con manos vacías – Jesús Adrián Romero
Ver video Aquí: http://bit.ly/2fTC7Mq
OREMOS
Amado padre celestial, gracias por hacer de mí un factor de cambio en mi ciudad. Tengo claro que soy un ciudadano del cielo y como tal, debo representar lo que soy en ti, con las personas que me rodean. Bendigo mi ciudad y a sus gobernantes, entendiendo que si a ellos les va bien, mi familia y yo, estaremos mejor. Protégenos de los planes del enemigo y que la paz y el amor reinen en éste lugar. En el nombre de Jesús, amén y amén.