TEXTO BÍBLICO
“Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría”.
(Proverbios 11:2 RVR1960)
REFLEXIÓN
La palabra soberbia es definida por la Real Academia de la Lengua Española como cólera e ira expresada con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas. También está relacionada con palabras como altivez, altanería, arrogancia y vanidad. Es un sentimiento de superioridad de uno mismo con respecto a los demás. Cualquiera que diga que jamás ha asumido esta postura frente a alguien, podría llegar a ser considerado hipócrita o mentiroso, puesto que como seres humanos, no estamos exentos de fallar.
No te confundas, lo anteriormente escrito es pecado y definitivamente no es algo que le agrade a Dios. Tiene consecuencias negativas en nuestra vida. Es una postura que puede generar un daño irreparable en quien lo sufre y las heridas causadas por las palabras mal dichas, cuando nos dejamos dominar por ella, demoran en sanar.
Puedo decirles con autoridad que el riesgo de perder a quienes amas por incurrir en este tipo de comportamientos es extremo. La falta de prudencia al expresar nuestras emociones y la rudeza con la que tratamos a las demás personas, con o sin justificación, rompe relaciones. Cuando honras a alguien, generas credibilidad y confianza; pero cuando le restas honra a alguien más, fácilmente quedarás expuesto(a) como una persona necia.
Todo implica esfuerzo y sacrificio. Para bendecir es necesario morir a lo que antes éramos y dejarnos transformar en las personas que Dios quiere que seamos. Dios no nos exige perfección, pero sí un corazón enseñable y dispuesto a cambiar. Amar incondicionalmente como Cristo nos ama y nos perdona a nosotros es la mejor medicina para la sanación definitiva de nuestras relaciones interpersonales. Perdonar y pedir perdón es requisito fundamental para hallar la unidad, la paz, la reconciliación y la verdadera restauración.
Alabanza sugerida
Canción: Transfórmame – Onell Diaz
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OREMOS
Señor, me presento ante ti para pedirte perdón por las veces que no he dado testimonio de tu obrar en mi vida, por causa de mi soberbia y falta de sabiduría. Gracias por ayudarme a arreglar lo que he dañado con mi insensatez. Gracias por darme la bendición de resarcir mis errores y ser mejor para ti cada día. Gracias por restaurar mi matrimonio, mis amistades, mi familia y mi corazón. Hoy descanso en tu amor. En el nombre de Jesús, amén.