«5 Después de capturar el arca de Dios, los filisteos la llevaron de Ebenezer a Asdod 2 y la pusieron junto a la estatua de Dagón, en el templo de ese dios. 3 Al día siguiente, cuando los habitantes de Asdod se levantaron, vieron que la estatua de Dagón estaba tirada en el suelo, boca abajo, frente al arca del SEÑOR. Así que la levantaron y la colocaron en su sitio. 4 Pero al día siguiente, cuando se levantaron, volvieron a encontrar la estatua tirada en el suelo, boca abajo, frente al arca del SEÑOR. Sobre el umbral estaban su cabeza y sus dos manos, separadas del tronco. 5 Por eso, hasta el día de hoy, ninguno de los que entran en el templo de Dagón en Asdod pisan el umbral, ¡ni siquiera los sacerdotes! 6 El SEÑOR descargó su mano sobre la población de Asdod y sus alrededores, y los azotó con tumores. 7 La gente de Asdod reconoció lo que estaba pasando, y declaró: «El arca del Dios de Israel no puede quedarse en medio nuestro, porque ese dios ha descargado su mano sobre nosotros y contra nuestro dios Dagón.» 8 Así que convocaron a todos los jefes filisteos y les preguntaron: —¿Qué vamos a hacer con el arca del Dios de Israel? —Trasládenla a la ciudad de Gat —respondieron los jefes. Y así lo hicieron. 9 Pero después de que la trasladaron, el SEÑOR castigó a esa ciudad, afligiendo con una erupción de tumores a sus habitantes, desde el más pequeño hasta el mayor. Eso provocó un pánico horrible. 10 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón pero, tan pronto como entró el arca en la ciudad, sus habitantes se pusieron a gritar: «¡Nos han traído el arca del Dios de Israel para matarnos a todos!» 11 Por eso convocaron a todos los jefes filisteos y protestaron: «¡Llévense el arca del Dios de Israel! ¡Devuélvanla a su lugar de origen, para que no nos mate a nosotros y a todos los nuestros!» Y es que el terror de la muerte se había apoderado de la ciudad, porque Dios había descargado su mano sobre ese lugar. 12 Los que no murieron fueron azotados por tumores, de modo que los gritos de la ciudad llegaban hasta el cielo”. Hay poco temor de Dios entre los habitantes de la tierra. No se miden a la hora de lanzar improperios en contra de Él y lo que es peor abiertamente ponen en duda su existencia. En donde hay mentira, muerte y maldad, gobierna nuestro enemigo el diablo y tiene como objetivo principal desviar el camino de los creyentes, para que no logren disfrutar de las bendiciones que en la eternidad Dios tiene acumuladas para ellos. Eres dueño de lo que dices. Quizás no quieres hacerle daño a nadie pero aunque tus intenciones sean buenas, lo que digas en contra de Dios puede significar tu tuina y tu condena. Alguien que te escuche puede continuar la cadena de blasfemias que manchen y deshonren el nombre del Señor y en ese caso ya no serás responsable de lo que suceda contigo, sino también de lo que pase con aquellos cuya fe se haya debilitado a causa de tus afirmaciones. Es importante que entiendas que Dios te ama, desea lo mejor para tu vida, pero tus burlas le ofenden. No es sordo, ciego y mudo; que no lo veas no significa que no te esté observando continuamente, está atento a tus acciones y anota cada cosa que haces y pronuncias. Nos ha enseñado a bendecir a quienes nos maldigan, a ser de testimonio para el mundo entero, a vivir conforme a su corazón, a ser solidarios con nuestro hermano y a reconocerlo delante de TODOS. Eres el único responsable de lo que suceda en un futuro con tu vida, ¡Tú decides! Canción: Que se abran los cielos – Marcos Yaroide Ver video Aquí: http://bit.ly/1IrWyYn Padre, perdona mis ofensas. Ten piedad de mí y has caso omiso a las palabras que haya proferido con mi boca causando tristezas a otros en tu nombre. Cúbreme con tu misericordia y concédeme tu favor. No permitas que mi orgullo y el creer que puedo hacerlo todo solo(a) sea mi ruina. Guíame en todo lo que emprenda y lléname de tu sabiduría y conocimiento para que pueda ser asertiva en mis decisiones. Bendigo a mis amigos y mis enemigos. En el nombre de Jesús, amén.Texto Bíblico
1 Samuel 5 (NVI)
El arca en Asdod y Ecrón
Reflexión
Consecuencias
No existe en ésta tierra nadie que haya retado a Dios, usado su santo nombre a la ligera y puesto en duda su poder, que no haya sufrido las consecuencias de su afrenta. Los Filisteos pensaron que su dios Dagón les había concedido la victoria sobre los israelitas, pero la realidad era que les había sobrevenido la derrota a causa de su pecado.
Alabanza sugerida
Oremos