No sé imaginan la cantidad de veces que he visto una modalidad en la que, como cristianos, hijos de Dios, nos equivocamos terriblemente. Se trata de tener copias falsificadas entre nuestras posesiones. Yo mismo he tenido que luchar con eso pues en una época me costaba mucho dejar de comprar películas piratas o ropa “chiviada” o “de fayuca”. Tuve que darme cuenta un día que cada vez que lo hacía expresaba una realidad y que como hijo de Dios, que desea dar un buen ejemplo a su círculo, debía cambiarlo sin dudar. Cuando compramos música, películas, ropa o accesorios con la categoría de “excelente réplica” nos convertimos en cristianos de segunda mano, que hablamos de un Dios rico, poderoso y verdadero mientras expresamos en nuestra conducta pobreza, debilidad y falsedad.

Sé que esto va a sonar muy fuerte, pero es necesario decirlo. Además, yo mismo me exijo en este sentido todos los días. Quien te escribe aquí no es un santo para nada, pero si es exigente frente a sus propias conductas y hábitos. Por esto, quiero retarte a comprar con la categoría ORIGINAL. La razón es muy sencilla. Imagina que todos los días expresamos al mundo, y a Dios mismo, diferentes tipos de mensajes. Para ello no necesitas emitir ningún sonido, piensa que tus acciones hablan. De esta manera, al levantarnos en la mañana de nuestra cama y quejarnos por tener más sueño o por tener frío o por simplemente pereza de no ir a trabajar, más allá de lo que digas, tus acciones están expresando desagradecimiento y queja. Más adelante, te subes a un transporte urbano, por ejemplo, y debido a lo lleno que está, alguien te empuja y tu respondes con otro golpe y quejándote por lo malo del servicio y la maldad de las personas. Tu comportamiento expresa violencia e intolerancia. Ahora piensa que en algún lugar hay alguien atento que solo te mira de lejos y apunta cada cosa que haces, pero no por tus palabras sino por el significado de tus acciones. Esta persona hace una lista diaria, no la ves, pero allí está. Finalmente, en otra parte de tu día compras unos lentes de sol que dicen ser de marca, pero con un precio que sabes que no coincide con la marca. Te dicen que es una excelente replica y tú lo ves muy bien. Con lo que acabas de hacer expresaste trampa, hurto y pobreza. ¿Quieres ser pobre toda tu vida? ¡Compra cosas chiviadas o de segunda mano! El problema es que lo que siembras cosechas y otra consecuencia es el hurto, si compras de segunda mano, el hurto estará rodeando tu vida pues tú mismo robaste a la marca o artista que supuestamente compraste. Por lo anterior, este tema es muy delicado y digno de que sea algo a lo que le prestemos mucha atención pues no puede convertirse en algo normal entre nosotros los cristianos, debemos ser luz y ejemplo, no nos permitamos caer en ese tipo de actitudes. ¿Ahora, recuerdas al tipo que toma apuntes del significado de cada cosa que haces? ¡Si! ¡Es el diablo! Y esa lista son sus argumentos en tu contra para que no seas bendecido, para que seas juzgado con rudeza, para que se no vivas una vida cubierta por la gracia de Dios. Lo hermoso es que, aun así, Jesús murió por ti y por mí para borrar todos los argumentos de la lista. Sin embargo, no vivamos para pasar “raspando” la materia, no abusemos de la gracia de Dios, vivamos para dejar ejemplo y un excelente legado a nuestra generación.

Hace un par de años compré una camiseta de Colombia en la calle. Obviamente no era original, pero me recuerdo diciéndome que la original estaba demasiado cara para darme ese “gusto”. Ahí estaba lo dañado en mi mente. No me creía digno por una parte y por otra, me creía incapaz de tener ese dinero para comprar la original. ¡Estaba expresando una gran pobreza! Un día en un seminario se habló de esto y me llegó tan fuerte al corazón que decidí botar a la basura todo lo que tuviera pirata, réplica o de segunda mano. Entre varias cosas, llegó a la basura la camiseta de Colombia, unos lentes de sol, un reloj, películas, discos de artistas cristianos, entre otros. Desde ese día decidí que nunca más iba a tener cosas chiviadas o de fayuca, como le llaman mis hermanos mexicanos. Eso fue hace casi 3 años y al día de hoy no te imaginas cómo cambió mi vida. Dios me ha enriquecido en todas las áreas, puedo decir que hay prosperidad y sobre abundancia en mi casa. Y aún con todo, me falta comprar la camiseta para apoyar a mi selección de futbol, pues me prometí que la próxima que me pondría sería la original, la “costosa”, la de verdad. Al día de hoy sigo esperando, pero me ha hecho muy feliz haber hecho este cambio en mi vida. Por otra parte, sientes una paz increíble, porque sabes que no le debes nada a nadie. ¡Te sientes legalmente tranquilo!

Te reto a cambiar esto si es algo que te has dado cuenta que hay en tu vida. Vamos a ser legales, originales en cada paso. Cristianos originales en todo, estoy convencido que es lo que busca Dios. Cristianos que crean que puedan poseer lo que quieran, con mentalidad de prosperidad y actitud ganadora ¡Ahora, vamos por eso! ¡Si podemos ser mejores!

¡Bendiciones emprendedor!

Escrito por David Andrés Rincón para www.conectadosconcristo.com