TEXTO BÍBLICO

Proverbios 23: 12-19; 22-25 NVI

“12Aplica tu corazón a la disciplina
y tus oídos al conocimiento.

13 No dejes de disciplinar al joven,
que de unos cuantos azotes no se morirá.
14 Dale unos buenos azotes,
y así lo librarás del sepulcro.

15 Hijo mío, si tu corazón es sabio,
también mi corazón se regocijará;
16 en lo íntimo de mi ser me alegraré
cuando tus labios hablen con rectitud.

17 No envidies en tu corazón a los pecadores;
más bien, muéstrate siempre celoso en el temor del Señor.
18 Cuentas con una esperanza futura,
la cual no será destruida.

19 Hijo mío, presta atención y sé sabio;
mantén tu corazón en el camino recto.

 

22 Escucha a tu padre, que te engendró,
y no desprecies a tu madre cuando sea anciana.
23 Adquiere la verdad y la sabiduría,
la disciplina y el discernimiento,
¡y no los vendas!
24 El padre del justo experimenta gran regocijo;
quien tiene un hijo sabio se solaza en él.
25 ¡Que se alegren tu padre y tu madre!
¡Que se regocije la que te dio la vida!

REFLEXIÓN

Cuidadores de alto desempeño

El Señor nos instruye y capacita para que seamos cuidadores de alto desempeño, tanto de nuestros hijos, como de nuestros padres. Para todo hay un tiempo oportuno y llega el momento, en el que se cambian los papeles; dejamos de ser hijos dependientes para convertirnos en padres orgullosos, pero es en nuestra niñez que son formados los valores con los que muy valientes enfrentaremos el reto de construir un hogar bajo los principios del Señor.

Nuestros hijos aprenden de nosotros cómo tomar decisiones, nos observan en cada situación que enfrentamos. Aprenden de sus padres cómo relacionarse con otras personas, cómo manejar los conflictos, cómo reaccionar ante las ofensas, cómo organizar sus finanzas, cómo llevar las riendas de un hogar, lo que es ser esposo(a) y cómo ser buen(a) hijo(a), entre otras cosas; es su infancia un periodo de entrenamiento, para afrontar con gallardía los retos de la vida.

Aprendí a ser una excelente mamá, cuando reconocí que me faltaba mucho para llegar a ser una buena hija. En alguna ocasión, ante un llamado de atención a mi hija, frente a su actitud desafiante y rebelde por una orden mía, ella sabiamente me exhortó, sobre qué autoridad moral tenía para reprenderla y exigirle respeto, cuando ella no veía que yo hiciera lo mismo con mi mamá. Quedé en shock frente a la respuesta…¡ella tenía razón! con mis palabras duras, falta de suavidad y poca paciencia le rompía el corazón a mi madre constantemente.

En el ámbito espiritual sucede algo similar, ignoramos a Dios, no hay un tiempo diario especial y en familia con Él para estudiar la palabra, orar o congregarse. Deseamos hijos que sirvan en la iglesia, que vivan en santidad, que cumplan los mandatos del Señor y les exigimos un nivel de perfección que ni siquiera nuestro padre en el cielo nos pide a nosotros; pero con nuestro testimonio y mala actitud, dañamos la imagen que pudieran tener de Dios en su interior, porque nosotros como padres la distorsionamos constantemente con groserías, despotismo, autoritarismo y gritos en nuestro trato para con los demás.

Tenemos una misión en ésta tierra y es la de ser cuidadores de alto desempeño. Dar ejemplo y velar por darle a nuestros hijos una educación basada en principios a través de nuestro ejemplo; y propender por el bienestar de nuestros padres, cuando ellos tengan una edad avanzada y necesiten de nuestro respaldo y protección; es importante recordar, que honrar a nuestro papá y mamá es una mandato que conlleva una gran bendición.

Por último, es acertado hacer un alto en el camino para reflexionar sobre cuál es nuestra actual posición frente a estas circunstancias. Pregúntale a tus hijos con humildad, qué piensan ellos de ti y de lo que han visto en tu relación con tus padres, eso te dará una guía real sobre tus fallas y podrás rectificar a tiempo, aquello en lo que consideres puedas estar fallando, así sembrarás hoy semillas de amor para una cosecha en abundante gracia en el futuro de tu familia.

Alabanza sugerida

Canción: Dios bendice a mi familia- Samuel Hernández

Ver video aquí: https://bit.ly/2aMj0xf

OREMOS

Señor, ayúdame a ser un(a) hijo(a) maravilloso(a) y un(a) papá (mamá) excelente. Anhelo ser sensible ante las necesidades de quienes más amo, entendiendo que con el tiempo, cambiaremos los papeles y mis hijos me tratarán, como yo hoy trato a mis padres. Sana las heridas de los corazones de mi familia y restaura relaciones rotas. Decido perdonar y pedir ser perdonado. Te pido perdón por apartarme de ti y no tenerte en cuenta en cada paso que doy. Te necesito y te amo, en el nombre de Jesús, amén.