El ayuno como se ha dicho en anteriores ocasiones es una arma y brújula que los creyentes usamos para buscar dirección e intervención de Dios es nuestras vidas, en la iglesia y familia, etc.
Hoy veremos como el ayuno fue usado como respuesta por parte de Dios. El ayuno de Daniel, que tan popular se ha vuelto en algunas iglesias contemporáneas, fue un ayuno donde él no comió carne ni ningún alimento delicado, no bebió vino y no se perfumó, era como si estuviese de luto. (Daniel 10: 2-3 NVI)
Hagámonos tres preguntas y respondámoslas también. La primera: ¿Por qué ayunó Daniel? Él buscaba revelación por parte de Dios de unas visiones que había tenido pero que no entendía. La segunda ¿Valió la pena ayunar? Basándonos en las escrituras vemos que EL SEÑOR respondió desde el primer día (Daniel 10: 12 NVI) pero solo pasados estos días se obtuvo repuesta. Y la tercera ¿Por qué se demoró tanto en obtener la respuesta si desde el primer día Dios le respondió? Interesante, pues alguien se opuso, intervino y obstaculizó la respuesta durante 21 días (Daniel 10: 12 NVI).
Bueno sinteticemos estas preguntas y démosle aplicación para nuestros casos: La primera EL SEÑOR siempre oye a quien le teme y hace la voluntad de Dios, (Juan 9:31 NVI), EL SEÑOR responde pero toma un tiempo y éste tiempo depende de factores externos e internos y el ayuno como la oración dan respuesta a nuestras dudas y aflicciones. Y finalmente, siempre hay alguien interesado en que no escuchemos la respuesta de Dios.
Ahora surgen otras dos preguntas que cada uno de nosotros debemos respondernos: verdaderamente ¿Le temo a Dios y hago su voluntad? Y ¿Consulto AL SEÑOR mediante oración y ayuno TODOS mis proyectos y decisiones? Meditemos en estas nuevas preguntas y analicemos por qué ayunamos.
En Cristo Jesús, Amén.
Escrito por Alejandro Vargas para www.conectadosconcristo.com