A diario me veo sorprendido de todas las cosas por las cuales debo darle gracias a Dios. Existen mil palabras para decirle que realmente agradezco todo lo que me ha dado y todo lo que me ha ayudado. Sin embargo, ha llegado una época en mi vida en donde me he dado cuenta que no basta darle gracias sino tener un corazón agradecido y convertirme en gratitud pura pues es muy diferente decir algo porque es lo que toca a vivir siendo ejemplo de gratitud.
Hace unos meses comencé a darme cuenta de que Dios está esperando mucho más que palabras u oraciones nuestras en donde le damos gracias. Me di cuenta con mi familia. Voy a contarles esta historia con toda mi buena intención, normalmente no soy critico dañino ni juez de nadie. Aclaro esto para no herir susceptibilidades en mis familiares que lean mis artículos exactamente. Desde que me casé mi familia, lógicamente, se amplió. Por un lado, tengo a la familia de mi esposa y por el otro a mi familia de toda mi vida. Dios ha sido muy bueno conmigo y agradezco que me haya puesto en medio de dos familias tan diferentes, pero tan hermosas al tiempo. Ha sido un privilegio poder ayudar a ambas familias junto con mi esposa. Hemos podido darles tiempo, amor, atención e incluso ayudas económicas, que con todo nuestro corazón y amor hemos entregado. Sin embargo, la reacción de ambas familias ha sido muy diferente. Por el lado de mi familia me he encontrado con que al momento de darles o compartir ellos no dudan en darme las gracias a mi o a mi esposa, de verdad, dicen mucho la palabra gracias y eso me parece muy lindo. Por el otro lado está la familia de mi esposa, la cual no siempre me dice gracias. Sin embargo, su actitud hacia mi esposa y hacia mí es de total gratitud pues están siempre dispuestos a ayudarnos, llevarnos, recogernos, estar pendientes de nosotros si nos enfermamos y realmente es muy bonito ver eso. Con el paso del tiempo traje ambas conductas a mi relación con Dios y me pregunté hace unos días: ¿Soy de los que da gracias o de los que tiene una actitud de gratitud?
Desde el momento en que me hice esa pregunta me reté a mí mismo a nos solo ser alguien que dice constantemente gracias, sino que tiene una actitud de agradecimiento continuo. Ahora me exijo demostrarle más mi gratitud a Dios a través de estar dispuesto para servirle, de darle palabra a alguien cuando así lo sienta de su parte. Muestro mi gratitud dando una milla extra cuando de su Reino se trate… del amor se trate… del servicio a otros se trate.
Creo con toda mi seguridad que eso es lo que Dios quiere de nosotros, pues cuando andamos en actitud de gratitud somos más fuertes, nos activamos en positivo, en ver lo que tenemos y no lo que nos falta, en esperar siempre lo mejor, en disfrutar nuestra vida y eso, señores y señoras, es el plan perfecto de Dios para nuestra vida. Que seamos felices.
Vamos a ser agradecidos y demostrarlo con todas nuestro SER. Recuerda mi artículo “Al que tiene se le dará más”. Encontrarás algunos consejos para SER agradecido y luego no habrá remedio, serás bendecido por Dios con sobre abundancia.
¡Bendiciones emprendedor!
Escrito por David Andrés Rincón para www.conectadosconcristo.com