Decisión y acción
“Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes”.
(Efesios 4:9 NVI)
De nada nos sirve escuchar varias predicas diarias, leer la palabra de Dios muy juiciosos, escuchar música de alabanza todo el día, congregarse cada domingo muy puntual si lo hacemos como si fuera una rutina ya aprendida que no agrega ningún tipo de valor a nuestra vida.
La religiosidad nos ha robado la oportunidad de experimentar la obra redentora del Señor a través de la experiencia vivencial de cada una de sus enseñanzas. Hablamos y aparentamos tener una relación sólida con Dios frente a los demás, pero en nuestra intimidad, tenemos una fría relación en donde nuestro Padre está pendiente de nosotros y nosotros lo ignoramos al decidir ocuparnos más por las cosas del mundo que por las de Él.
No llevar a la práctica lo que hemos aprendido, recibido y oído es como procrastinar en el cumplimiento de nuestro llamado; significa despreciar abiertamente las bendiciones que del Señor recibimos cuando somos obedientes; es buscar felicidad en el lugar equivocado y beber el veneno de permanecer en la zona de confort de un placer efímero y sin trascendencia eterna.
Es hora de actuar conforme a la voluntad de Dios para dejar atrás una vida de fracaso espiritual. Nadie tomará por ti las decisiones de cambio que sabes debes tomar, ese privilegio es exclusivo para ti. No tengas miedo, déjate sorprender por un Dios de amor capaz de darlo todo por tu bienestar.
Oremos
Señor necesito de tu sabiduría para tomar decisiones acertadas. Te amo y sin ti es imposible lograr cambiar lo que por años me ha atado a una vida sin fruto. Ayúdame padre amado a desligarme de todo aquello que amenaza mi relación contigo. Quiero agradarte, llevar a la práctica tus enseñanzas, encontrar el camino correcto y ser una nueva persona digna de estar cada día en tu presencia. En el nombre de Jesús y bajo la unción de tu Santo Espíritu, amén y amén.