“El SEÑOR le dijo a Moisés: 2 «Si alguien comete una falta y peca contra el SEÑOR al defraudar a su prójimo en algo que se dejó a su cuidado, o si roba u oprime a su prójimo despojándolo de lo que es suyo, 3 o si encuentra algo que se perdió y niega tenerlo, o si comete perjurio en alguna de las cosas en que se acostumbra pecar, 4 será culpable y deberá devolver lo que haya robado, o quitado, o lo que se le haya dado a guardar, o el objeto perdido que niega tener, 5 o cualquier otra cosa por la que haya cometido perjurio. Así que deberá restituirlo íntegramente y añadir la quinta parte de su valor. Todo esto lo entregará a su dueño el día que presente su sacrificio por la culpa. 6 Le llevará al SEÑOR un carnero sin defecto, cuyo precio será fijado como sacrificio por la culpa. Lo presentará al sacerdote, 7 quien hará expiación ante el SEÑOR por esa persona, y cualquier cosa por la que se haya hecho culpable le será perdonada.»” Cuando pecamos afectando a otras personas, es como si con nuestras acciones atacáramos a Dios directamente. Decir la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad, debe ser nuestra realidad, sin importar cuáles sean las circunstancias o las consecuencias. Mantenernos firmes, en obediencia al Señor, debe ser siempre nuestra carta de presentación como sus hijos. Nos volvemos insensibles al pecado, cuando haciendo lo que es contrario a la voluntad del Señor, encallecemos nuestra conciencia a tal punto, que defraudar a nuestro hermano, despojar a otros de lo que les pertenece, negar la existencia de algo de lo que nos hemos apropiado, mentir bajo juramento (te juro por mis hijos, mi familia etc, que…) o hacer promesas que no cumplimos, se vuelven una constante en nuestra vida. Nuestro Padre nos ha dado la clave para limpiados de todo pecado: confesión y arrepentimiento para ser perdonados por Él y por nuestro prójimo. Sé que no es para nada fácil aceptar cuando fallamos, pero cuando lo hacemos dejamos que el Espíritu Santo habite en nosotros, para ayudarnos a hacer lo correcto. Acallar la voz de nuestra conciencia con una declaración de la verdad, es necesario para que ese sentimiento de culpa que usurpa el lugar de la paz de Dios en nuestra alma, desaparezca, para darle el lugar que le corresponde a todo lo bueno y admirable que conlleva el sujetarnos a las claras instrucciones que el Señor nos ha dado. Dios mío, confieso que a veces omito cosas por miedo a ser juzgado(a), anteponiendo mis intereses personales antes que los intereses del cielo. Te entrego lo que hay en mi corazón y tú ya conoces. Límpiame y perdóname de todos mis pecados y lléname de la fuerza y el valor que necesito para cambiar radicalmente mi vida. En el nombre de tu hijo Jesús y por el poder de su Santo Espíritu, amén.Texto Bíblico
Levítico 6: 1 – 7 (NVI)
Reflexión
Declaración de la verdad
El diccionario bíblico de Holman, define perjurio así: “es cualquier declaración falsa hecha voluntariamente bajo juramento. Lo anterior implica tanto falso testimonio con respecto a hechos pasados como despreocupación por lo que se ha jurado previamente”.
Oremos