He visto como en esta carrera hay obstáculos y tropiezos que nos hacen pensar que estamos descalificados y que no podemos llegar a la meta. Nos descalificamos nosotros mismos por los miedos e inseguridades que nos llegan por las mismas dificultades y faltas, la carga se hace más pesada. Al tropezar con uno de los obstáculos se nos hace difícil levantarnos de nuevo e incluso la mente juega un papel importante que nos carga y debilita para evitar seguir corriendo, haciendo que nos descalifiquemos porque creemos que no somos perfectos para esta carrera, el apóstol Pablo nos habla al respecto:

“No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Filipenses 3:11-14

Dios te ha dicho lo que has de hacer, la meta a la que debes llegar pues ha trazado tu camino y te ha dado un destino, Romanos 8:29 “Porque a los que de antemano conoció, también (los) predestinó (a ser) hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos;” sin embargo, has vivido por circunstancias que crees que te han alejado de lo que Dios ha pensado para ti,  es tiempo de dejar de dudar y de agárrate fuerte a esa palabra que Él te ha dado para tu vida, ese camino que tomaste y pensaste que te alejaron del propósito, no es así, todo lo que has pasado hace parte del camino trazado, tus debilidades son para mostrar la fortaleza que hay en ti que es Cristo (2 corintios 12:9), pues todo lo vívido ha sido colocado para formarte, prepararte y acercarte a ese gran propósito. Nada se da por casualidad. Tal como lo decía el apóstol Pablo a los romanos “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28

No te descalifiques, aunque hallas caído, recuerda “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó”. Eclesiastés 3:15 No te descalifiques, aunque creas que te saliste de la carrera no te descalifiques, aunque sientas el peso, no te descalifiques. ¿Si Dios no ha desistido de ti, no te ha descalificado, por qué lo harás tú? Sigue corriendo, levántate y sigue corriendo, cree en el que inicio la obra. Te ama tanto que entregó su vida por ti, yo sé que ya no sientas las fuerzas para seguir, pero recuerda quien es el que te fortalece. Recuerda quien es el que levanta, no olvides quien es el que te restaura, sigue adelante no te descalifiques. David lo sabía “Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón; él es mi herencia eterna” salmo 73:26

Dios ha hablado y él no es hombre para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Recuerda que esta carrera no ha sido diseñada para correrla solo, el Padre a enviado a Su Espíritu para llevar acabo el propósito por el cual fuimos diseñados. “He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres”. Eclesiastés 3:14

Pablo no era perfecto y lo sabía, su éxito estuvo en que también tenía el conocimiento de quien era el que perfeccionaría la obra, confiaba y tenía la certeza de que así sería y así fue. Fortalécete en el conocimiento de Cristo, solo con Él y con Él podremos llegar a la meta. No somos perfectos, pero estamos camino a esa perfección, reconoce en todo tiempo que es Dios quien opera y el miedo a equivocarte o a ser la persona adecuada o a cualquier tipo de medio tendrán que irse. Recuerda “una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” El ayer paso, hace un minuto paso, deja eso atrás y sigue adelante.

Escrito por Nina Gutiérrez para www.Conectadosconcristo.com