“No pronuncies el nombre del Señor tu Dios a la ligera. Yo, el Señor, no tendré por inocente a quien se atreva a pronunciar mi nombre a la ligera.” Vamos por el mundo diciendo que llevamos el mensaje de Dios, y usamos su nombre a la ligera, sin percatarnos que no lo reflejamos ni siquiera un milímetro en cada una de las palabras que salen de nuestra boca. Decimos amar a Dios, lo nombramos continuamente, oramos, clamamos, pedimos, pero…¿Qué hay de la manera como nos expresamos?, utilizamos en nuestras conversaciones palabras soeces, groserías, tono de insulto hacia nuestro prójimo, lanzamos maldiciones que porque el bus no pasó, la alarma no sonó, las cosas en mi trabajo no se salen como esperaba, mis hijos y mi esposo(a) nos sacan de casillas, el negocio no se concretó, decimos mentiras “piadosas o no”, guardamos las apariencias de “soy un hombre bueno” los domingos en la iglesia, pero de lunes a sábado maltratamos a nuestra familia, somos irresponsables con nuestras obligaciones, desperdiciamos nuestro tiempo laboral y hacemos negocios ilegales y después de todo esto, ¿pronunciamos el nombre de Dios?… Hacemos promesas que no cumplimos. Juramos en su nombre y ponemos a Dios como testigo para validar alguna cosa que queremos que la contraparte sepa que es verdad, cuando para el cristiano digno de confianza es suficiente decir un sí o un no. Con frecuencia solemos afirmar “Dios me dijo que te dijera”, sin tener disciplinas espirituales fundamentadas en una relación personal con Él, con una actitud constante de alabanza, adoración, lectura y estudio de su palabra, que me permitan tener una comunión perfecta que me de la seguridad de estar hablando en su representación y no lanzando profecías feriando el futuro de los demás en el nombre de Dios bajo tu criterio netamente humano. Bendecir no maldecir, representar bien al Señor a través de nuestro testimonio de vida, entendiendo que somos luz y no oscuridad para el mundo, honrarlo en todo momento y todo lugar haciendo lo correcto delante de Él. Para agradarle es necesario actuar muchas veces en contra de la corriente, evitando caminar por donde van aquellos que no lo conocen buscando su aprobación, queriendo “encajar” a través de la complacencia. Marca la diferencia. Que te distingas como un hijo de Dios porque eso es lo que la gente percibe de ti y no porque tu así lo dices. La mejor forma de mostrar respeto a su nombre, es llevando a la práctica sus enseñanzas para que sean tus obras las que enaltezcan su reino aquí en la tierra. Se diferente aunque te rechacen, confía en lo que el Señor ha hecho en ti y no permitas que la sociedad te presione, porque estamos en el mundo pero no somos de él. Que te sigan a ti porque eres fuente de bien y no de mal, que la presión del grupo sea ejercida por ti, siendo faro y luz en medio de la oscuridad. Señor voy firme caminando hacia tus brazos. Perdóname por tomar tu nombre a la ligera, por no dar un buen testimonio a través de la coherencia entre lo que pienso y creo, con lo que hago y digo. Quiero ser un buen representante de ti aquí en la tierra, comenzando con mi familia y luego con quienes interactúan conmigo cada día. Declaro que puedo lograrlo, porque estás en mí y yo en ti, en el nombre de Jesús, Amén.Texto Bíblico
Éxodo 20:7 NVI
Reflexión
Dios me dijo… Tercer mandamiento
Si te atreves a mencionar el nombre de Dios en tus conversaciones, cuida de hacerlo con verdad, bondad de corazón y con la intención de bendecir.
Oremos
Devocional diario www.conectadosconcristo.com
Gracias por estas píldoras de la la palabra de DIOS, gracias por que si, hay personas que buscan un DIOS de bazar y muchos charlatanes que van por ahí repartiendo Bendiciones, en el nombre de EL SEÑOR