Texto bíblico
Génesis 29: 31-35 (NVI) Los hijos de Jacob «31 Cuando el Señor vio que Lea no era amada, le concedió hijos. Mientras tanto, Raquel permaneció estéril. 32 Lea quedó embarazada y dio a luz un hijo, al que llamó Rubén, porque dijo: «El Señor ha visto mi aflicción; ahora sí me amará mi esposo.» 33 Lea volvió a quedar embarazada y dio a luz otro hijo, al que llamó Simeón, porque dijo: «Llegó a oídos del Señor que no soy amada, y por eso me dio también este hijo.» 34 Luego quedó embarazada de nuevo y dio a luz un tercer hijo, al que llamó Leví, porque dijo: «Ahora sí me amará mi esposo, porque le he dado tres hijos.» 35 Lea volvió a quedar embarazada, y dio a luz un cuarto hijo, al que llamó Judá porque dijo: «Esta vez alabaré al Señor.» Después de esto, dejó de dar a luz.»
Reflexión
Dios oye, Dios ve Son inútiles nuestros esfuerzos para querer cambiar lo que en nuestra humanidad no podemos. Es necesario reconocer la soberanía de Dios en nuestra vida, darle el lugar que le corresponde, entender que no importa cuan difíciles son las circunstancias difíciles, Él tiene el control de TODAS las cosas. Lea no era amada, despreciada, rechazada y menospreciada por su esposo, era una desconocida para él, pero no lo había sido para Dios. El Señor vio su aflicción, y tuvo misericordia de ella. Al darle hijos, le daba un motivo para seguir adelante. A partir de entonces, ella podría volcar su anhelo de amar y sentirse profundamente amada, a través del fruto de su vientre, bendición y regalo del Señor, sus hijos. Los nombres de sus hijos pueden darnos una idea de lo que había en el corazón de Lea. Su clamor a Dios, para que le ayudara en medio de lo que ella estaba sintiendo en esos momentos, la alegría frente a la respuesta de Dios a esa oración, y el anhelo infinito casi extremo de ser amada por su esposo (Rubén). Sin perder la esperanza reconoce, que sólo Dios puede cambiar su situación, da a luz a Simeón, dice “Llegó a oídos del Señor que NO soy amada”, ella ve a sus hijos como el instrumento para obtener gracia delante de su esposo. Luego, al dar a luz a Leví, pensó que ahora sí podría lograr lo que tanto anhelaba y finalmente, con el nacimiento de Judá, cambia su actitud, a una actitud de alabanza y total dependencia del Señor. Nuestras decisiones no pueden ser tomadas en medio de la emocionalidad que nos puedan producir las circunstancias que vivimos a diario. Ningún hombre o mujer tiene la capacidad de llenar los vacíos que hay en tu corazón, si hoy, te estás sintiendo NO amada(o) como Lea, es porque aún no tienes una relación personal con Dios. Es ÉL el único que puede suplir tus necesidades de amor. Poner a Dios en el primer lugar de nuestra lista de prioridades, nos da la fuerza para levantarnos en victoria, para que algo bueno salga de aquello que hoy te está produciendo aflicción en el corazón. Él oye, Él ve, lo que sucede a tu alrededor, es tu papá y desea lo mejor para ti, hará justicia, porque para Él eres importante, o qué papá o mamá no se enfurece al ver que le están haciendo daño a su hijo(a)?. Es requisito fundamental buscarlo, en actitud de alabanza, adoración y agradecimiento para que así, el obre y actúe de manera sobrenatural en tu realidad. No tenemos el poder para cambiar a nuestro esposo(a), solo Dios lo tiene, actuar como si Dios necesitara de nuestra ayuda para lograr algo, es absurdo. No necesita nuestra ayuda, Él es la fuente de TODAS las cosas, lo que Él necesita es que lo dejemos trabajar en nosotros y lo que nos rodea, que de rodillas, en total humildad, soltemos nuestras cargas, para que pueda obrar realizando grandiosos milagros que sirvan de testimonio de su gran poder aquí en la tierra.
Oremos
Grande Señor es tu amor y fidelidad. Dios, anhelo conocerte cada día más, saber tu plan y propósito para mí, gracias porque nada me falta, porque provees a mi vida, lo que necesito. Gracias, por suplir mis necesidades y llenar los vacíos de amor que hay en mi corazón, porque a partir de éste momento, mis decisiones serán tomadas de rodillas delante de ti, y no motivadas por el inútil poder y efecto que mis emociones pueden llegar a tener en mi presente y mi futuro. Confío en tu respuesta, en las cosas nuevas que harás en mí, mi esposo(a) y todo mi entorno. Te amo Dios, me amas, lo sé y lo creo. En el nombre de Jesús, Amén.