TEXTO BÍBLICO

“El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta.”

(Juan 7:17 NVI)

REFLEXIÓN

En el 2007 se conoció a través de los medios de comunicación más importantes del país, la existencia de una supuesta iglesia en la que su predicador se autoproclamaba como “la segunda venida de cristo”, tatuaban a quienes pertenecían a esta secta con el 666 y sus blasfemias en contra de la palabra eran falsas interpretaciones de la Biblia debido a que la adecuaron a su manera de pensar y crearon una doctrina equivocada.

Reconocer la voluntad de Dios nos exige discernir la enseñanza y ser obedientes. Es importante ser críticos de todo lo que escuchamos. Una supuesta verdad puede ser debatida si a la luz de los argumentos erróneos analizamos si vienen de Dios y enseñan lo que Él ordena o si son simples conjeturas insensatas.

Para poder entender y llevar a la práctica el evangelio, es necesario tener un corazón dispuesto a recibir conocimiento. Es importante no quedarnos solo con lo que escuchamos y asumir que es verdad porque una persona que se llama así mismo líder lo dice. Debemos investigar, estudiar, preguntar, aclarar conceptos, contrastar, analizar el contexto; en fin, hacer lo necesario por enriquecer nuestro entendimiento y juzgar lo dicho y hecho a la luz de la verdad.

Es nuestra responsabilidad identificar la mentira y ponerla en evidencia. Si callamos nos convertimos en cómplices. La asertividad al hacerlo es imprescindible. Podemos debatir con vehemencia, sin olvidar el respeto hacia la integridad de la otra persona. Siempre priorizando nuestro testimonio como confirmación de nuestra fe.

Alabanza sugerida:

Canción: Ofensivo y escandaloso – Redimi2

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OREMOS

Señor, dame la capacidad de discernir entre el bien y el mal y enseñame a identificar lo que es verdad a la luz de tu santa voluntad. Dame una nueva perspectiva, no permitas que me amolde al mundo, has que mis pasos sean firmes y que no tropiece por su insensatez. Dame la capacidad de defender con argumentos sólidos mi fe. Perdóname cuando me he quedado callada, convirtiéndome en cómplice del engaño. Declaro que en tu verdad hay vida. En el nombre de Jesús, amén y amén.