TEXTO BÍBLICO
Isaías 12 (NVI)
Canciones de alabanza
“12 En aquel día tú dirás:
«Señor, yo te alabaré
aunque te hayas enojado conmigo.
Tu ira se ha calmado,
y me has dado consuelo.
2 ¡Dios es mi salvación!
Confiaré en él y no temeré.
El Señor es mi fuerza,
el Señor es mi canción;
¡él es mi salvación!»
3 Con alegría sacarán ustedes agua
de las fuentes de la salvación.
4 En aquel día se dirá:
«Alaben al Señor, invoquen su nombre;
den a conocer entre los pueblos sus obras;
proclamen la grandeza de su nombre.
5 Canten salmos al Señor,
porque ha hecho maravillas;
que esto se dé a conocer
en toda la tierra.
6 ¡Canta y grita de alegría,
habitante de Sión;
realmente es grande, en medio de ti,
el Santo de Israel!»”
REFLEXIÓN
Duda razonable
Sentir temor frente a una circunstancia o dudar en algún momento que todo estará bien en medio de la oscuridad que nos rodea, nos hace humanos. Tenemos un corazón, fuimos hechos sensibles y es en nuestra mente, en donde nos ataca el enemigo con pensamientos de derrota, frustración o miedo. Lo que está verdaderamente errado y que definitivamente entristece a Dios, es que no confiemos en Él y que motivados por ese tipo de emociones, desviemos la mirada y le demos crédito a lo que aun no ha sucedido y nos roba la paz.
Cuando estemos tristes, cansados, agobiados y sin esperanza, es nuestra actitud la que precederá a nuestras decisiones. El Señor es nuestra fuerza y no permitirá que seamos avergonzados, humillados o maltratados, Él nos motiva a avanzar hacia la meta y no fijarnos en los problemas, sino en lo poderoso que es para cambiar nuestras circunstancias.
Para que nuestras acciones sean acertadas, nuestra mente debe ser renovada. Al optar por pensamientos positivos, no solo alimentamos nuestra alma del optimismo con el que un hijo de Dios debe ver lo que le sucede, sino le damos el valor que merece a la soberanía de un Dios que SIEMPRE trabaja por nuestro bienestar.
Alabanza sugerida
Canción: Dios de Imposibles – Un Corazón
Ver video Aquí: https://bit.ly/2xWDHWq
OREMOS
En ocasiones me siento sin rumbo, pero acudo a ti y hallo respuestas. Gracias Señor por animarme y consolarme cuando ya no puedo más. Eres mi mejor amigo y en mi humanidad entiendes que soy débil y por eso necesito cada vez más de ti. No me siento solo(a), estás a mi lado, me perdonas, me comprendes y me das paz y confianza, cuando permito que seas tú quien libre la batalla por mí. Gracias por no juzgarme y ponerte en mis zapatos, cuando dudo de tu soberanía y poder. Te amo con todo mi corazón y te entrego mis cargas. En el nombre de Jesús, decido tener una mente renovada por su amor; amén y amén.