Texto Bíblico

Éxodo 30: 34 – 38 NVI

El incienso

“El SEÑOR le dijo a Moisés: «Toma una misma cantidad de resina, ámbar, gálbano e incienso puro, 35 y mezcla todo esto para hacer un incienso aromático, como lo hacen los fabricantes de perfumes. Agrégale sal a la mezcla, para que sea un incienso puro y sagrado. 36 Muele parte de la mezcla hasta hacerla polvo, y colócala en la Tienda de reunión, frente al arca del pacto, donde yo me reuniré contigo. Este incienso será para ustedes algo muy sagrado, 37 y no deberá hacerse ningún otro incienso con la misma fórmula, pues le pertenece al SEÑOR. Ustedes deberán considerarlo como algo sagrado. 38 Quien haga otro incienso parecido para disfrutar de su fragancia, será eliminado de su pueblo.»”

Reflexión

El dulce aroma del amor

Cuando permanecemos firmes en las promesas del Señor, nuestra fragancia es agradable a quienes nos rodean. Todo fluye de manera sobrenatural. Al entrar en contacto con fuego, es decir, cuando enfrentamos duras pruebas y somos tratados directamente por el Todopoderoso, el conocimiento que tenemos de Él, nos lleva a mantener la calma, a permanecer en paz entre sus brazos y a enfrentar con gallardía y confianza el porvenir. El dulce aroma de su amor, nos permite ver la vida desde una perspectiva distinta, con optimismo, con propósito, alegría y gozo.

La protección de nuestro Dios nos permite disfrutar de un ambiente en el que reina una armonía absoluta, alabanza y adoración continua, es un elixir para nuestra alma, nos estabiliza emocionalmente y nos ayuda a alcanzar un equilibrio que trae bienestar a todas las áreas de nuestra vida.

El toque especial del perfume de Dios, lo ponemos nosotros mismos. Es eso que nos hace diferentes, no en actitud de altivez y orgullo, sino en una posición humilde de servicio. Es lo que nos motiva a hacer el bien, a ser solidarios, a permanecer puros delante del Señor, en exaltación a la obra que Él ha hecho en nuestra mente y en nuestro corazón.

Él es nuestra fuerza, nos da el valor para marcar la diferencia, para hacer lo inimaginable, para trascender fronteras, derribar fortalezas, vencer gigantes, nos impulsa para llegar a la cima más alta del éxito, dejar atrás los temores y conquistar los sueños imposibles. Es quien nos busca para envolvernos con su amor, quien no se decepciona con nuestras derrotas, quien se acerca a nosotros en cada segundo de nuestro día para susurrarnos al oído un “TE AMO”, aquí estoy, no estás solo, eres mi hijo amado, tu puedes, confío en ti… ¡sé libre!.

 

Oremos

Amado Padre, hace un tiempo atrás mi fragancia no era tan agradable como lo es hoy, sigues perfeccionándote en mis debilidades y te agradezco tu dedicación y perseverancia en hacer de mí una persona con aroma agradable a quienes tienen contacto conmigo cada día. Gracias Dios lindo, por persistir y no desistir.

Gracias Señor, por agarrarme de tu mano y no soltarme, por darme libertad y porque cada vez que soy quemada por el fuego de la prueba, doy fruto, aprendo más de ti y puedo ver tu gloria y tu mano poderosa sobre mí.

Te amo y abro mi corazón para que habites allí, te recibo Señor con humildad de corazón. En el nombre de Jesús, amén.

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