TEXTO BÍBLICO
«Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan».
(Efesios 4:29 NVI)
REFLEXIÓN
El poder de la lengua, algo tan inocuo para el ser humano y tan revelador para Dios. Es como si el Señor hubiera compartido algo de su poder en nosotros. Es un órgano aparentemente pequeño; pero al calcular su impacto en lo bueno o lo malo, su fuerza es grande e ilimitada.
Para poder domarla se necesita entrenamiento. En mi caso, soy una persona que le cuesta callarse. En el pasado, no tenía ningún problema de expresar mis emociones en público, quedando vulnerable a los juicios y estigmatizaciones de mis compañeros de trabajo, jefes o inclusive frente a mi propia familia. Con el tiempo, he entendido que callar otorga más a mi vida y me expone menos a cosechar el fruto de mi insensatez.
Es importante tener en cuenta, que habremos de rendir cuentas al Señor por toda palabra inútil y cargada de maldad que hayamos proferido hacia los demás. Pueda que creamos que se lo merecen o que tenemos la razón, lo cierto es que el único que tiene autoridad para juzgar es Dios y que como hijos, al atacarnos unos a otros, es cómo si los insultos y maldiciones se las estuviéramos gritando a Él.
No se trata únicamente de lo que decimos en público; sino también de aquello que solemos decir en privado. Me pasa constantemente que cuando algo no me gusta, hablo conmigo misma o me alejo y en ocasiones lanzo improperios sobre la situación. Olvidamos que Dios todo lo ve, lo escucha y lo sabe y que de Él no podemos escondernos.
Me encanta una frase que llevo impresa en mi corazón: “Si no edifica, no lo digas”. Pon filtro a tu boca. Hay batallas que debemos elegir. A veces es mejor tener paz que tener la razón y defenderla debe ser una prioridad. Bendecir trae más beneficios que maldecir y dominar nuestras emociones nos hace invencibles, si vemos lo anteriormente mencionado como un todo, se convierte en una verdad irrefutable.
Alabanza sugerida:
Tu Palabra Es – Christine D’Clario
Ver video aquí: https://youtu.be/iEksrSj8GRw
OREMOS
Padre, limpia mi boca de proferir engaño o maldición. Que tu Espíritu Santo sea quien hable por mí. Necesito que gobiernes en mis conversaciones y que seas tú quien tome mayordomía en todos mis asuntos. Doma mi lengua y séllala con tu amor. Que mi tono y la forma en la que me dirijo a otras personas sea siempre el adecuado, que mis emociones jamás me dominen: y si llegase a pasar, perdóname y restaura lo que haya roto al pronunciarlas. En el nombre de Jesús, amén.