“Y de la misma manera, también ha quedado en el tiempo presente un remanente conforme a la elección de la gracia de Dios. Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra. Entonces ¿qué? Aquello que Israel busca no lo ha alcanzado, pero los que fueron escogidos lo alcanzaron y los demás fueron endurecidos;”
Romanos 11:5-7: 5: La Biblia de las Américas (LBLA)
Pablo le escribió a los Romanos sobre un remanente y una gracia de Dios. La hipermoderna sociedad del siglo 21 se parece mucho a la antigua civilización romana, rodeada de lujos, dioses paganos, amadores de los placeres, egoístas, soberbios y gobernados por un sistema judicial que decidía que era lo bueno y que era lo malo según su jurisprudencia. Pero en este blog no se hará referencia a la similitud de la extinta sociedad hija de Rómulo y Remo y la actual. Vamos a hablar sobre el “remanente” y “la gracia de Dios”.
Aclaremos pues que un remanente es una pequeña cantidad de personas, en este contexto. Pablo explica que existe un remanente y sí, actualmente hay un grupo pequeño en la humanidad que cree, adora, se comporta, examina las escrituras y busca ansiosamente a Dios.
Y gracia es el acto de amor unilateral e inmerecido por Dios hacia la humanidad pero que solo es tomado por una pequeña cantidad que la acepta y entiende que el perdón divino no es conseguido por obras, que no existe obra alguna para alcanzarlo, que simplemente es un hecho que Dios en su inmensa sabiduría y soberanía nos la ha concedido, simplemente porque sí, porque es su deseo y decisión.
Al aceptar a Cristo en nuestro corazón, como nuestro SEÑOR y Salvador hacemos parte de un pequeño remanente de esta humanidad perdida y caída que está endurecida y nos hacemos acreedores de la gracia de Dios y nuestras obras son el producto y reflejo de este hecho tan importante de recibir a Jesús y de proclamarlo con la boca y creerlo en el corazón.
El reto a usted apreciado lector que llegó a estas líneas finales ¿Quiere ser parte de un selecto grupo que acepta la gracia de Dios?, ¿Acepta que sus actos serán el reflejo de la magnificencia de Dios? y ¿Acepta a Jesús como su Señor y Salvador?
En Cristo Jesús, Amén.
Escrito por Alejandro Vargas para www.conectadosconcristo.com