“Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor”.
(Proverbios 18:22 NVI)

Esposa o no, eres una bendición por el simple hecho de que Dios no se equivocó cuando decidió formarte en el vientre de tu mamá. Eres portadora de la gracia y el amor de Dios. Con todos tus defectos y virtudes, cumples una misión importante para el cielo en ésta tierra.

Hace unos meses mi esposo expresó, a través de sus redes sociales, que admiraba profundamente a una persona con la que él había tenido la oportunidad de interactuar. Al confrontarlo, abiertamente reconoció que le gustaba todo de esta mujer: como se peinaba, como caminaba, como se vestía y con un dardo de fuego dijo que le encantaba su actitud de mujer empoderada.

Mi decepción fue total. Reclamé mi honra pública. Llena de rabia y celos le cuestioné sobre lo que significaba para él éste término y su respuesta fue un golpe bajo y una noqueada inmediata para mi; él dijo: “para mi empoderada significa que toma decisiones y no depende de nadie para llevar a cabo sus proyectos y hacer realidad sus aspiraciones”.

Desde que empecé a escribir mi primer libro, el sueño impreso en cada página del mismo ha sido que Jesús brille a través de cada palabra. Estoy plenamente convencida de mi llamado a predicar su mensaje por medio de mi testimonio pero he sido pasiva y poco resolutiva en lo que Dios me ha regalado, esperando el visto bueno de mi esposo con la idea de ejecutar nuestros proyectos en unidad; por esto, lo que él me dijo me afectó en lo más profundo de mi corazón…aunque no fue la mejor manera, tenía razón…

La liberación femenina y el empoderamiento de la mujer en el mundo, ha sido menoscabado aun en el ámbito cristiano. Someterse, ver al hombre como la cabeza de la mujer y respetar a nuestra media naranja es un mandato de Dios, pero jamás motivando la humillación, la renuncia a nuestros derechos o el aplazamiento de nuestro llamado.

Para el Señor somos su tesoro más preciado y por ende, Él nos ha revestido de la fuerza y dignidad necesarias para llevar a cabo nuestros sueños, buscar nuestra realización y satisfacción personal y profesional y lo más importante, nutrir nuestra alma de su amor, para que podamos reflejarlo mediante nuestros pensamientos, sentimientos, acciones y palabras.

Salir de nuestra zona de confort no es fácil y aveces duele. Pienso que es a través de las pruebas que el Señor nos lleva a niveles mucho más altos, dándonos a conocer sus planes para que seamos punta de lanza para otras que han olvidado quienes son y para donde van. A veces nos dormimos en nuestros laureles y se requiere que seamos zarandeadas para que despertemos del letargo espiritual en el que nos encontramos al postergar aquello que por gracia hemos recibido: la oportunidad de servir y ser de bendición para otros.

Superar el tema fue un poco complicado, porque mi feminidad había sido agredida. Decidí perdonar, renunciar a mis demandas y entregarle al Señor lo sucedido. Me puse en la tarea de entender lo que Dios quería que aprendiera de ésta circunstancia y Él me recordó las siguientes verdades que deseo compartir contigo, para que una vez reveladas, te apropies de ellas y las uses para conquistar el mundo entero de su mano:

  1. Eres hija de Dios, amiga de Cristo, le perteneces a Dios, has sido redimida y perdonada, estás completa con Él porque Él habita en lo más profundo de tu ser.
  • Fuiste creada para ser libre de toda condenación, bendecida con su gracia, ungida y sellada por Dios, obra de arte del Señor, escogida para grandes cosas, valiente, fuerte y vencedora.
  • Eres sal y luz, testimonio del gran amor del Señor, templo de Dios, servidora de Cristo y TODO lo que te propongas lo puedes lograr porque Él te respalda.

Ahora bien, es importante NO olvidar lo que significa ser una mujer empoderada en Cristo:

  1. Una mujer empoderada ¡Obecede y avanza!: En el reino de los cielos, no existe distinción de género, somos iguales para el Señor, aunque ostentemos roles distintos. Supeditar nuestro llamado a motivaciones humanas es una equivocación. Creer que podemos tener el control de todo a nuestro alrededor buscando nuestro bienestar aun por encima de los derechos de los demás, es desproporcionado e inacertado. Hacer siempre lo correcto, obedecer las instruciones de Dios al pie de la letra, derribar las murallas y los obstáculos en su nombre y tener la mirada fija en su voluntad es la clave. “Confía en el SEÑOR con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento (Proverbios 3:5).”
  • Una mujer empoderada ¡Ora!: Reconoce que se encuentra en medio de una guerra espiritual. Que necesita de Dios como su guía y que diariamente libra una batalla por ella y cada miembro de su familia. Es una princesa guerrera que deja de lado el orgullo y la soberbia para darle el lugar que le corresponde a Dios en cada dificultad que tenga que enfrentar “Ésta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye (1 Juan 5:14 NVI)”.
  • Una mujer empoderada es esforzada: Se vale por si misma, porque reconoce que tiene talentos, habilidades y destrezas que Dios le ha concedido. Tiene defectos, puesto que no es perfecta y posee virtudes que la hace única.

Fuimos creadas por el Señor para grandes propósitos, no estamos por casualidad en éste mundo. Él necesita de eso especial que imprimió en cada una de nosotras, para darse a conocer a través de nuestras victorias y derrotas. No somos un error, somos creación admirable dice su palabra…“Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! (Salmos 139:13-14 NVI).”

  • Una mujer empoderada confía a Dios sus decisiones: Tiene una actitud firme ante sus decisiones, no es negativa y pesimista. Convierte sus debilidades en fortalezas. La mujer empoderada se siente libre ante las adversidades. Tiene metas claras y traza su plan para lograrlas, porque tiene confianza en sí misma, en su capacidad, pero sobre todo, en el poder de Dios para hacer posible lo que para ella es imposible.“Pon en manos del Señor todas tus obras y tus proyectos se cumplirán (Proverbios 16:3 NVI).”
  • Una mujer empoderada es prudente, valiente y amorosa: Sus pasos hacia el éxito son firmes, no se cree más inteligente o sabia que los demás. Se prepara continuamente. Es frágil, fuerte, sensible pero no débil; tiene un corazón guerrero y dispuesto a dar amor. No devuelve mal con mal. Valora su vida y es agradecida con Dios por todas y cada una de las bendiciones recibidas“Y todo lo que hagan, de palabra o de obra, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de Él. (Colosenses 3:17 NVI)”
  • Una mujer empoderada es sensible y solidaria: No es indiferente a los problemas de quienes la rodean. Defiende sus derechos y los de los demás. No calla ante las injusticias. Entiende que su primer ministerio es su familia. Su actitud de servicio precede sus acciones. Sabe aprovechar sus oportunidades sin negociar sus principios. Es auténtica sin máscaras, sin odios, sin resentimientos, sin etiquetas“Es mujer de carácter; mantiene su dignidad, y enfrenta confiada el futuro  Siempre habla con sabiduría y enseña a sus hijos con amor. Siempre está pendiente de su casa y de que todo marche bien. Cuando come pan es porque se lo ha ganado (Proverbios 31:25 TLA)”.

Ser mujer es una experiencia sobrenatural. Tenemos retos diarios que enfrentar. Vencer la adversidad, nuestros juicios internos, los señalamientos de terceros y la baja autoestima es fácil en la medida que empecemos a creer y confiar en que Dios nos dijo la verdad cuando nos prometió que jamás nos dejaría solas y cuando afirmó que somos la niña de sus ojos y luz en medio de la oscuridad.

“Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad) y comprueben lo que agrada al Señor”.
(Efesios 5:8-10 NVI)

Escrito por Lilo de sierra para www.conectadosconcristo.com