TEXTO BÍBLICO

“Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.”.

 (Romanos 8:28 NVI)

REFLEXIÓN

Nos desesperamos cuando nuestras oraciones no son respondidas en el tiempo y en la forma que queremos que sean. Usamos a Dios como si fuera nuestro empleado. Le damos órdenes y como él no hace lo que queremos, nos enojamos y nos rendimos en la espera.

Es absurdo ignorar y no reconocer los milagros que el Señor nos ha concedido en los pequeños detalles. Respirar, tener familia, gozar de buena salud, disfrutar de un plato de comida en la mesa, tener trabajo, un lugar en donde recostar tranquilamente la cabeza, son grandes bendiciones de Dios; y aun si no pudiéramos poseer todas estas cosas, Dios en su infinita misericordia, nos impulsará a mirar el cielo, para encontrar gracia y amor en cada estrella brillante que podamos vislumbrar.

Cada uno de nosotros fue creado con un propósito. Nuestro paso por esta tierra es temporal y relativamente corto; nuestra meta es una eternidad muy larga a su lado y con esa meta presente, es que debemos levantarnos cada día.

Ese propósito no se cumple al acumular bienes materiales, ser una persona talentosa, famosa y reconocida, considerarse bueno por la cantidad de obras de caridad que hacemos, ni porque conozcamos muchos lugares extraordinarios del mundo. Nuestro propósito se cumple, cuando reconocemos a Jesús en nuestro interior, los aceptamos como nuestro Señor y salvador y caminamos por la tierra con un corazón motivado a hacer todo aquello que le haría sonreír. 

El punto de vista cambia. Nuestro egoísmo pasa a un segundo plano. Dejamos de lado el orgullo y la soberbia, para ser quienes fuimos llamados a ser y para hacer lo que se nos ha ordenado a través de su palabra, sin excusas y falsas justificaciones.

Quizás no puedes ver a Dios, porque sigues aferrado a tu Egipto, añorando lo que fue y no pudo ser. A lo mejor le has puesto un altar de adoración a los problemas, dificultades y decepciones que en el pasado has tenido que enfrentar y que han dejado profundas heridas que no paran de sangrar… ¡No más!

Hoy te invito a que observes a tu alrededor y en los pequeños detalles veas la intervención del Señor.  Deja de luchar en contra de la corriente, permitiendo que los brazos de Jesús rodeen tu cintura en un fuerte abrazo, que sus manos sanen con amor cada herida y que su tierna mirada reconforte tu triste corazón. Estoy segura de que una vez puedas sentir que jamás se ha ido y te ha acompañado en cada prueba, nunca más querrás alejarte. Una vez, renuncies a aquello que no permite dar fruto y rindas tu vida a Él, sentirás la alegría y la paz que tanto necesitas.

 Recuerda si vives con Él, por Él y para Él… Eres más que vencedor.  

 

Alabanza sugerida

Canción: Mi diseñador – Adriana Botina

Ver video aquí: http://bit.ly/45Blit6

OREMOS

Señor, recibo tu perdón y hoy clamo por una vida en la eternidad a tu lado. Gracias por creer en mí y darme una vida con propósito. Gracias por lo que haces por mí cada día. Señor Jesús, te recibo como mi Señor y Salvador personal. Mi corazón te anhela y por ende me comprometo a trabajar en mí para agradarte a ti. Oro confiado(a) en tu favor y amor, amén y amén.