En este mundo que ahora vivimos, he podido observar que todo es inmediato, si deseas enviar una carta con urgencia tienes el e-mail, deseas hablar con alguien y no puedes esperar hasta verlo mañana usas tu teléfono inteligente para comunicarte por medio de texto o vídeo llamada y estas seguro que te va a responder ahí mismo, porque últimamente todos dependen de éste invento innovador. Estamos tan acostumbrados a la inmediatez que deseamos ver el futuro con la misma rapidez, pero Dios no ve el tiempo como nosotros.
El plan perfecto de Dios utiliza el tiempo para sacar la paciencia y la esperanza que Él mismo ha depositado en nosotros. Por eso siempre tengo presente este versículo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” (Filipenses 4:6 RVR1960).
No sé si te has preguntado ¿por qué tengo que presentarle mis peticiones a Dios si Él las conoce todas?, leyendo una y otra vez este hermoso pasaje, pude notar que es para nuestro propio beneficio. Dios nos pide que oremos acerca de nuestras necesidades y toma de decisiones, ya que a través de la oración no cambiamos la mente de Dios sino que Dios cambia nuestra manera de ver las cosas, quitando toda angustia y afán por tener una respuesta inmediata a nuestro problema. Cuando Dios no responde inmediatamente es porque desea que persistamos en la oración, porque de esta manera reconocemos que Dios está al control de todo, entendiendo así que «… a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28 RVR1960)
Quiero pensar que soy la única que pasa por esto, pero en varias ocasiones me ocurre que tengo problemas y deseo la solución del mismo instantáneamente, porque solo deseo estar tranquila y en paz, entonces comprendí que: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:7 RVR1960) cada vez que yo expreso mis deseos y pensamientos, recibo de Él su paz y tranquilidad, comprendo que Dios es Dios, todo está bajo su control, su plan es perfecto y conoce mis deseos más profundos.
Pero es curioso que me diga que le haga conocer mis peticiones. Está claro, Él lo desea con el fin de que yo pueda recibir su paz y así guardar mi corazón para que mis pensamientos se mantengan en Cristo. Es vital para vivir como Cristo vivió, de esta manera tendré una vida sana, libre del dolor, sufrimiento, ansiedad y afán.
Es increíble el Dios que tenemos que lo único que busca es mantenernos bien y que comprendamos las bendiciones que ha derramado sobre nosotros, gracias al sacrificio que hizo su hijo Jesucristo en la cruz. No es fácil, tampoco es imposible; lo que requiere es creer y renovar nuestra mente a la revelación dada cada día por su palabra y estar constantemente en la oración para ver cómo realmente somos hijos del Dios viviente.
Escrito por Nina Gutiérrez para www.conectadosconcristo.com