“Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón”
( Lucas 12: 34 NTV)
Esta es una frase que despista, tal vez por su ingenuidad, tal vez por su profundidad. Engendrada en el alma de un ex campeón de boxeo y nacida en un momento de lucidez o de arrebato. Una frase feroz y contundente como un gancho al hígado, que nos hace flaquear las piernas y quedar sin aliento.
Tal vez en aquella oportunidad el mejor Walter Junior de la historia estaba pensando en lo material, en las cosas que llenan nuestra vida y nos hacen creer que hemos alcanzado el éxito, que hemos logrado un cometido, que nuestra vida tiene sentido porque tenemos cómo sostenernos y brindar bienestar a quienes amamos.
Pero si cavilamos más profundamente sobre lo que esto significa, encontraremos en nuestro interior que su sentido es otro, que tal vez no sea el mensaje que Kid nos quería dejar, pero que tiene mucho de verdad, lo cierto es que en esta vida es mejor ser rico que pobre.
Atesorar riquezas es mandato divino, aunque suene raro, sólo tenemos que enfocarnos en las riquezas que son importantes para DIOS, éstas son las riquezas celestiales, lo que realmente agrada a nuestro PADRE, lo que nos ha dicho que busquemos.
Si perseguimos lo que para el mundo es importante, seguramente eso que buscamos con tanto afán terminará destruyéndonos, ya sea el dinero, los placeres o el poder, pues aunque lo encontremos seguirá la misma sed de obtener más, nunca se saciarán nuestros deseos, porque sólo hay una fuente inagotable.
El amor de DIOS es bastante y suficiente, sólo ÉL puede llenar nuestros corazones y satisfacer todas nuestras necesidades, tanto como para que podamos compartir y dar a otros, todos le necesitamos indefectiblemente y con urgencia, más que el aire, más que el agua, más que el alimento, aunque el mundo intente disfrazar esa necesidad.
DIOS a través de su palabra nos dice: “No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar” (Mateo 6: 19 – 20 NTV).
Riquezas en nuestro interior, DIOS quiere que sus hijos tengan corazones rebosantes de su amor, que podamos amarnos entre nosotros, que podamos amar y perdonar a quienes nos han hecho daño, que podamos ayudar a quienes lo necesitan, que tengamos lo suficiente para dar testimonio de su bondad y amor ilimitados.
Es mejor ser rico que pobre es el grito del alma de un hombre que se dio cuenta que le hace falta algo para ser feliz, todos sabemos ahora que no es dinero lo que necesitamos, ni lo que necesita este mundo para ser mejor, ya que lo sabemos… ¿Qué estamos esperando para amasar riquezas?
Escrito por Mr. Cesos para www.conectadosconcristo.com