Hace unos años tuve la oportunidad de compartir una oficina con varias personas, entre ellas una brillante mujer que es ese entonces empleaba la palabra “focus” como un llamado de atención para elevar los niveles de concentración en momentos importantes, con el fin de obtener el mejor resultado.

Ahora bien, el mejor camino para la transformación de la vida de una persona es entregar su vida a Cristo, un acto que sin duda requiere enfocar nuestra mirada en “aquel que nos llamó de las tinieblas a la luz admirable.” [1 Pedro 1:9]. En el contexto en el cual se expresó esta última idea, el apóstol Pedro, a quién se le atribuye este libro de la Biblia, está hablando sobre como el creyente que se acerca a Cristo es una “piedra viva”, y advierte que se puede tropezar “…porque no obedecen la palabra de Dios y por eso se enfrentan con el destino que les fue preparado.”  [1 Pedro 1:8b – NTV].

Es por ello que, al igual que conducir en un país o en una zona que no conoces lo cual implica usar un mapa (o google maps, o quizás waze, etc.), la vida del creyente, en especial el nuevo creyente, requiere la habilidad de enfocarse en aquello que será su mapa, es decir la Palabra de Dios.

Allí, en la Biblia, está contenida la sabiduría necesaria para concentrarnos en aquello que Dios quiere para nuestras vidas, y reconociendo que la Palabra es viva y eficaz [lee Hebreos 4:12], no podemos descuidar la meditación, reflexión y aplicación de la misma, con el fin de que oriente nuestra vida y decisiones. Estos últimos tres aspectos, meditación, reflexión y aplicación, requieren la presencia del Espíritu Santo en la vida de todo creyente.

Ahora bien, la presencia del Espíritu Santo es fundamental. Pensar en vivir una nueva vida sin considerarlo en nuestro proceso es tan tonto como aburrido. Desde mi perspectiva es Él quién nos permite interpretar el mapa de la forma correcta, y quién en esencia guía nuestra vida.

Sin embargo, la vida del nuevo creyente podría carecer de la experiencia de vivir la Palabra en profundidad, y de esa interacción con el Espíritu Santo que viene acompañada con el mero hecho de permitir que Cristo entre en nuestra vida [Pues todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Romanos 8:14 – NTV].

Así las cosas, la Biblia nos invita a “[…] fijar la mirada en Jesús, el campeón que inicia y perfecciona nuestra fe…” [Hebreos 12:2 – NTV], como una acción (mirar de forma constante) que requerirá de toda nuestra atención, de ese “focus” que nos llevará a perfeccionar nuestra fe y consolidar una relación íntima con el Padre.

¡La vida es un reto en el cual requerimos pasar por momentos de transformación que nos conducen a la imperiosa necesidad de enfocarnos en Cristo!

¡Hoy te bendigo!

Escrito por Jonathan González – @achristian_walk – para www.conectadosconcristo.com