“Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve. Gracias a ella fueron aprobados los antiguos”.
(Hebreos 11: 1 – 2 NVI)
La fe, que tema tan complejo para nosotros en esta hipermodernidad en la que nos encontramos viviendo. Complejo porque según el versículo citado en la carta a los hebreos la fe es algo en lo que se cree, se espera, se anhela pero que en el instante no podemos tener, pero el mundo actual nos habla, vende, influye e insta a tener o conseguir todo ya, algo contrario a la sagrada palabra de Dios.
Garantía es algo que proporciona seguridad, es un compromiso. Certeza es un conocimiento seguro y claro que se tiene de algo. Si hacemos un rico jugo combinado de palabras podemos extractar que fe, garantía y certeza son como sinónimos, pero no. La fe está por encima de estas otras dos y las utiliza como cimiento.
El Espíritu Santo es muy preciso al momento de usar palabras, garantía proporciona la convicción de que una cosa va a suceder o a realizarse y se refiere a un hecho futuro mientras que certeza brinda la confianza y hace referencia a un hecho presente. Entonces se podría decir que la fe está basado en algo que se espera con toda seguridad pero que todavía no se puede ver aunque se sienta.
Hablemos analógicamente, la fe es como un postre, la garantía son las fresas y la certeza es el chocolate. La primera podría estar compuesta de la una o de la otra, pero es mucho más delicioso si está compuesta por las dos. Nuestro creador nos dotó del sentido del gusto y encontramos mayor placer cuando un plato está compuesto por varios ingredientes y lo encontramos así porque de cierta forma se enriquece la degustación y se supera la simpleza que da un solo sabor.
Además de ser más delicioso, es importante vivir con fe, porque con ella podemos mover montañas (Mateo 17:20) y sin ella es imposible agradar a Dios (Hebreos 11: 6).
Vivamos con fe en nuestras vidas y así esos problemas de salud, sentimentales y económicos serán superados, pero no de inmediato como lo vende el mundo, sino en los tiempos de ÉL. Nuestro Amigo, Padre y Torre Protectora es un Dios de orden y el orden se lleva a cabo con procesos que toman tiempo y aunque ÉL podría solucionar todo ya, de inmediato, no lo hace, pues a ÉL le agradan las personas que tienen fe y ella se desarrolla con garantía, convicción y paciencia que es algo que viene implícito en la fe. Además como sucede en el mundo lo que no nos cuesta no lo valoramos.
El reto amigo lector es que disfrutemos del delicioso postre en el maravilloso viaje que es la vida y que lleguemos ser aprobados como lo fueron los antiguos.
En Cristo Jesús, Amén.
Escrito por Alejandro Vargas para www.conectadosconcristo.com