TEXTO BÍBLICO
Sexto Canto
El coro
5 ¿Quién es esta que sube por el desierto
apoyada sobre el hombro de su amado?
El amado
Bajo el manzano te desperté;
allí te concibió tu madre,
allí mismo te dio a luz.
La amada
6 Grábame como un sello sobre tu corazón;
llévame como una marca sobre tu brazo.
Fuerte es el amor, como la muerte,
y tenaz la pasión, como el sepulcro.
Como llama divina
es el fuego ardiente del amor.
7 Ni las muchas aguas pueden apagarlo,
ni los ríos pueden extinguirlo.
Si alguien ofreciera todas sus riquezas
a cambio del amor,
solo conseguiría el desprecio.
El coro
8 Tan pequeña es nuestra hermana
que no le han crecido los pechos.
¿Qué haremos por nuestra hermana
cuando vengan a pedirla?
9 Si fuera una muralla,
construiríamos sobre ella almenas de plata.
Si acaso fuera una puerta,
la recubriríamos con paneles de cedro.
La amada
10 Una muralla soy yo,
y mis pechos, sus dos torres.
Por eso a los ojos de mi amado
soy como quien ha hallado la paz.
11 Salomón tenía una viña en Baal Jamón,
que dejó al cuidado de aparceros.
Cada uno entregaba, por sus frutos,
mil monedas[a] de plata.
12 ¡Quédate, Salomón, con las mil monedas,
y ustedes, aparceros, con doscientas,
pero mi viña solo a mí me pertenece!
El amado
13 Tú, que reinas en los jardines,
pendientes de tu voz están nuestros amigos;
¡déjanos escucharla!
La amada
14 ¡Apresúrate, amado mío!
¡Corre como venado, como cervato,
sobre los montes de bálsamo cubiertos!”
REFLEXIÓN
Fuerte es el amor
El matrimonio cimienta sus bases durante el noviazgo. Un noviazgo bien concebido, hace mucho más fuerte el amor en la pareja. Vivimos en una sociedad inmediatista y equivocada que quiere a mil por hora experimentar las mieles del amor en toda su expresión; haciendo del “buen sexo” la razón fundamental para que una relación funcione, sin compromisos ni responsabilidades.
El sexo fue creado por Dios para el matrimonio, para nuestra protección y seguridad. Es extasiante el poder deleitarse mutuamente y sentirse amado(a) entre los brazos de la persona elegida por Dios para compartir nuestra vida junto a el o ella. Tu desnudez es un tesoro que solo será apreciado y valorado por esa persona especial.
Al sostener relaciones sexuales con tu pareja, te vuelves uno solo con ella; lo que esa persona guarda en su interior pasa a ser parte de ti y se generan ataduras difíciles de romper; es por esto que el Señor nos enseña a no entregarnos a la inmoralidad sexual, a respetar nuestro cuerpo y a no estar en la intimidad con cuanta persona se nos pare al frente con la justificación de querer conocerlo un poco más y saber si funciona o no.
Para saber si esa persona te conviene, basta con ver qué tanto te valora. Si no está dispuesto a esperar para hacerte suya hasta llevarte a un altar, poner un anillo en tu mano y comprometerse con Dios a cuidarte, protegerte, amarte y velar por tí; créeme, difícilmente estará dispuesto a permanecer a tu lado hasta que la muerte los separe. Es un riesgo que se asume con una alta probabilidad de perder, debido a que las consecuencias de la fornicación serán enfrentadas durante el matrimonio si éste se da (apatía sexual, falta de deseo, baja autoestima, sentimientos de abandono y otras cosas que entristecen y decepcionan al ser humano).
Para poder dar amor, hay que amarse primero; una mujer o un hombre que vende sus principios por unos cuantos minutos de placer; que no tiene temor de Dios ni mucho menos tiene una relación personal con Él, está incapacitado para dar lo mejor de sí a otra persona. Es necesario hacer un proceso de sanidad interior, cambiar su comportamiento, hacer las cosas correctas delante de Dios y no pecar más, para que el Señor bendiga su vida, su noviazgo y su posterior matrimonio con una santidad inquebrantable.
Alabanza sugerida
Canción: Tu amor es un sueño – Tercer Cielo
Ver video aquí: https://bit.ly/2uJfqhz
OREMOS
Señor reconozco que me he dejado tentar por los placeres del sexo y que he permitido que otros me usen para saciar su deseo carnal. Prometo a partir de éste momento, llevar una vida en santidad, dejar atrás los comportamientos que te entristecen y me alejan de tener una profunda comunión contigo. Perdóname Señor por no valorar mis bendiciones, por irrespetar mi cuerpo y por no esperar en tus tiempos perfectos esa persona que ya elegiste para mí. Dame la fortaleza que necesito para poner límites en mi noviazgo y cimentar bases fuertes para un matrimonio digno de ti. En el nombre de Jesús y bajo la unción de tu Santo Espíritu, amén.