Alguna vez te has preguntado: ¿Qué estás haciendo con tu vida? Hay momentos y situaciones que nos llevan a preguntarnos qué estamos haciendo con ella… muchos tenemos sueños, deseos en nuestro corazón, un llamado especifico que Dios ha hecho a nuestra vida, que por alguna razón los ignoramos, los olvidamos o los vemos imposibles y lejos de realizar.  Hay situaciones a lo largo de la vida que nos impiden ver el sueño realizado.

Todo lo que ocurre, las circunstancias que crees controlar y las que no, contribuyen en tu vida a la construcción de ese sueño, de ese llamado. Este sueño puede ser un ministerio, un anhelo o un proyecto, pero el proceso para llegar a ello no es nada fácil, te agotas, te cansas e incluso por momentos no sientes las piernas y quedas sin respiración, pero lo que no puedes ver es que ese agotamiento es por el entrenamiento que estas recibiendo, es tu formación y tu preparación para llevar acabo ese sueño.

No puedes olvidar que estás en una carrera y en muchos momentos los corredores se cansan y en ocasiones suelen tropezar. En el proceso puede haber dudas e incluso puedes verte deshabilitado para llevar a cabo el llamado que Dios te ha hecho. Pero…

…despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” Hebreos 12:1-2

Cristo pagó un gran precio para que puedas llevar a cabo sus planes y su propósito en ti, es tiempo de cambiar y renovar la mente, eso hará que tengas una buena actitud, a lo que lleva a tener una buena visión y una motivación para todo lo que hacemos, recuerda siempre la finalidad de lo que haces. Si en tu mente no está ese llamado, ministerio o sueño realizado, será difícil correr la carrera, debemos tener una mente victoriosa, aunque aún no sintamos que ya somos victoriosos en Cristo.

Tus pensamientos construyen tu vida, la calidad de tu carrera. Corre tu carrera de manera que no seas descalificado, no escuches pensamientos negativos, cree en lo que Dios ha hablado a tu vida, no tengas pensamientos inferiores, concéntrate en la verdad, en la palabra, enfocados en Jesús, de esta manera te mantendrás en la carrera.

Hay personas que solo corren por correr, pero tú tienes propósito y se pagó un alto precio por ello. Da tu mejor esfuerzo, no te rindas, no escuches palabras contrarias a lo que Dios te dijo, no dudes de lo que te ha hablado.

Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” Hebreos 12:3

Vale la pena seguir corriendo, aunque las piernas no las sientas y los pulmones estén aparentemente por colapsar, Cristo pagó el mayor precio para que pudieras entrar a esta maravillosa carrera.

Escrito por Nina Gutiérrez para www.ConectadosConCristo.com