TEXTO BÍBLICO
“Por lo tanto, no se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.”
(Mateo 6:33 NVI)
REFLEXIÓN
Hay una constante en mi y es el miedo al futuro, intensificado con una necesidad extrema de controlar todas las circunstancias de mi vida. Me escudo en mi formación como ingeniera industrial y auditora interna de querer planear absolutamente todo y proyectar hasta el más mínimo detalle, buscando cumplir los deseos de mi corazón.
Contrario a lo que quisiera, las cosas aveces no salen como uno espera. Quizás alcancemos las metas esperadas, pero el minusioso plan, no siempre se cumple a cabalidad. Se presentan situaciones que de una u otra manera nos llevan a modificar el rumbo generando frustración, inestabilidad, pérdidas económicas y una sensación de fracaso que nubla nuestra capacidad de agradecer el aprendizaje en medio del proceso, aunque al final hayamos recibido la recompensa de nuestro esfuerzo.
Si vemos lo anteriormente descrito desde un punto de vista objetivo, podemos ver el desgaste que se produce cuando actuamos en nuestras fuerzas, pensando que es con nuestras propias habilidades que logramos vencer los retos de nuestra existencia. Se nos olvida involucrar a Dios en nuestros planes. Él es el hacedor, el creador de todo lo que vemos a simple vista, el dueño de todo el oro y la plata del universo, nuestro proveedor, catalizador de nuestra energía, nuestro sanador, Padre generoso y fiel, Dios de lo imposible; en fin, Él es la garantía de éxito que tanto necesitamos y neciamente, es el último que tomamos en cuenta.
Pienso que por estar preocupada por el mañana, he perdido de vista las bendiciones que Dios me regala hoy. Respirar es un milagro, gozar de salud, estar rodeados de las personas que amamos y nos aman, disfrutar de un trabajo, abundancia en la mesa, un techo en donde resguardarnos y descansar, todo se nos es dado no por nuestra propia inteligencia; sino por la gracia y misericordia de un Padre que quiere lo mejor para nosotros.
Dios ha prometido cuidar de nosotros y acompañarnos a dónde quiera que queramos ir, pero anhela participar y no ser un simple espectador. Cuéntale tus proyectos, píde su opinión, confía en su sabiduría, escucha, obedece y confía. Ponlo en primer lugar, búscalo con determinación y todo aquello que tanto deseas te será añadido al ciento por uno.
OREMOS
Amado Dios, gracias por enseñarme que cada día trae sus propios afanes y que contigo como el mejor aliado, mis cargas se hacen más livianas. Confío en ti, te necesito, sé mi guía y muéstrame el camino al éxito de tu mano. Te entrego mis proyectos y solicito tu dirección y sabiduría en el nombre de Jesús y bajo la unción de tu Santo Espíritu. Amén y amén.