Texto Bíblico

Éxodo 9: 8 – 12 NVI

La plaga de úlceras

“Entonces el SEÑOR les dijo a Moisés y a Aarón: «Tomen de algún horno puñados de ceniza, y que la arroje Moisés al aire en presencia del faraón. 9 La ceniza se convertirá en polvo fino, y caerá sobre todo Egipto y abrirá úlceras en personas y animales en todo el país.» 10 Moisés y Aarón tomaron ceniza de un horno y se plantaron ante el faraón. Allí Moisés la arrojó al aire, y se abrieron úlceras purulentas en personas y animales. 11 Los magos no pudieron enfrentarse a Moisés, pues ellos y todos los egipcios tenían úlceras. 12 Pero el SEÑOR endureció el corazón del faraón y, tal como el SEÑOR se lo había advertido a Moisés, no quiso el faraón saber nada de Moisés ni de Aarón.

Reflexión

¿Hablar o callar? – La sexta plaga

Son tantas las oportunidades que tenemos de resarcir a Dios con nuestro comportamiento, que nuestra obstinación, arrogancia y orgullo nos hacen caer una y otra vez en el círculo vicioso de faltarle a Él y a su palabra.

¿Cuántos desiertos debemos atravesar, antes de decidirnos a cambiar nuestra actitud?, en verdad lo que no viene de Dios, produce tristeza, enfermedad en el espíritu, amargura, rabia, ira y decepción. Este tipo de emociones son servidas en bandeja de plata por un enemigo que ha venido al mundo a derribarnos y destruirnos, y nosotros le seguimos el juego cuando nos dejamos llevar por nuestras pasiones antes que permitir que sea Dios quien tome las decisiones por nosotros.

Maltratamos a los demás, y los hacemos responsables de las palabras hirientes que salen de nuestra boca o las acciones rudas que emprendemos para defender tus ideales; puedes neciamente pensar que esa es la verdad absoluta, pero ¿qué crees que piensa Dios de eso? Él es el testigo fiel de toda circunstancia buena o mala de la que hemos sido protagonistas, Él ve, siente, escucha y conoce las motivaciones de tu corazón y así mismo, juzga.

Haz de cuenta que tus palabras, no importa la motivación o así creas estén justificadas, se convierten en dardos que como la ceniza lanzada por Moisés, causan úlceras en el alma de la otra persona, y terminarán haciendo dañina una relación que ante los ojos de Dios, debe ser llena de amor y paz. A tu alrededor, nadie querrá compartir con ustedes, porque el aroma que emanan es mezquino y estarán condenados a la soledad, el distanciamiento de Dios y a las consecuencias del pecado.

¿Hablar o callar?, ¿pelear o conciliar?, Tú decides si cedes tus derechos de amor, yo, me rehúso a hacerlo… ¿cuál es tu respuesta hoy?

 

Oremos

Dios, aunque el mundo me descalifique, sé que me conoces más que a nadie y sabes lo que mi corazón anhela. Estoy cansado(a) de éste círculo vicioso, cúbreme completamente para que no sea alcanzado(a) por la ceniza de odio y resentimiento que otros lancen sobre mí. No quiero ser igual, toma el control de lo que soy, para llegar a ser quien tu quieras que yo sea. Déjame mirar adelante, recordando lo bueno y dejando atrás lo malo, para que mi espíritu no sea alcanzado por la enfermedad de la amargura. Sopla álito de vida en mi interior y perdóname si te he ofendido. Te amo, en el nombre de Jesús, Amén y amén.

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