TEXTO BÍBLICO

“Han oído la ley que dice que el castigo debe ser acorde a la gravedad del daño: “Ojo por ojo, y diente por diente”. Pero yo digo: no resistas a la persona mala. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, ofrécele también la otra mejilla. Si te demandan ante el tribunal y te quitan la camisa, dales también tu abrigo. Si un soldado te exige que lleves su equipo por un kilómetro, llévalo dos. Dales a los que te pidan y no des la espalda a quienes te pidan prestado.”

(Mateo 5:38-42 NTV)

REFLEXIÓN

No pagar mal por mal. Bendecir a quienes nos maldigan. Amar a quienes nos odian. Soportar los malos tratos y ayudar aunque no tengamos ganas de hacerlo; reto de titanes para los que afirmamos creer que la Biblia es la palabra de Dios y que seguimos a Jesucristo en alma cuerpo, mente y corazón.

Nuestras reacciones nos definen. Es obvio que en la ofensa hay dolor y que a ninguno nos gusta sentirnos menospreciados, pero es preferible callar, alejarse de la situación de confrontación y apelar a la calma, a dejarnos llevar por la indignación y terminar atropellando a la otra persona, dejando en entredicho nuestra integridad espiritual.

Perdonar es el antídoto que necesitamos para disipar el efecto dañino del veneno de odio y resentimiento que hemos decidido acumular, al llenarnos de argumentos en contra de aquella persona que se esmera en hacernos sentir menos. No podemos controlar sus acciones, pero si podemos controlar las nuestras, a fin de hacer sonreír al Señor.

Se necesitan en esta tierra, personas determinadas a marcar la diferencia en un mundo de iguales. Hay recompensa cuando decidimos dejarle el juicio a Dios. Motivamos el cambio cuando damos ejemplo. Si consideras que debes desahogarte ¡hazlo!, pero dentro de los límites del respeto y consideración hacia los demás. Dirigiendo tus palabras hacia lo que causan en ti sus actitudes y no directamente hacia lo que consideras es o no dicha persona.

Alabanza sugerida

Canción: Las avispas – Juan Luis Guerra

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OREMOS

Señor alcánzame con tu mano poderosa, limpiame del odio o resentimiento que pueda guardar en mi corazón. Ayúdame a perdonar a quienes me han hecho daño. Bríndame la sabiduría para manejar a quienes me persiguen o atacan. Dame la victoria en cualquier situación en la que me encuentre. Aparta de mí a cualquier persona que desee mi caída. En el nombre de Jesús y bajo la unción de tu Santo Espíritu, amén.