¿Infiel yo?, simples suposiciones
Escrito por Lilo de Sierra
“Les digo que, excepto en caso de infidelidad conyugal, el que se divorcia de su esposa, y se casa con otra, comete adulterio.”
(Mateo 19:9NVI)
Sólo aquella persona que ha vivido en carne propia el dolor de una infidelidad, entiende con seguridad que es una situación que no se le desea ni a su peor enemigo. Sentimientos de rabia, dolor y decepción invaden el corazón, como un castillo de naipes se derrumba todo aquello por lo que se ha luchado toda la vida, el divorcio es aparentemente la única salida y la frialdad y el abismo entre la pareja, deja ver como un simple recuerdo el inmenso amor que se profesaron cuando decidieron compartir su existencia juntos hasta la muerte.
Es muy difícil comprender, por qué el hombre o mujer perfecto(a) en el noviazgo, que no escatimaba esfuerzos por enamorar a su pareja, de un momento a otro, decide fijar su mirada y/o expectativas en otra persona.
En las sagradas escrituras, nuestro Padre, nos hace la siguiente advertencia frente el adulterio:
“Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal, porque Dios juzgará a los adúlteros y a todos los que cometen inmoralidades sexuales.”
(Hebreos 13:4 NVI)
Cuando un matrimonio es bendecido por Dios, el engañar a tu pareja, es pretender engañarlo a Él mismo, incumplir la promesa realizada frente a nuestro Padre Celestial y a todos tus seres queridos, de amar en cualquier situación a la persona que elegiste para conformar un hogar, es despreciable ante sus ojos, lo cual te hace merecedor de cada señalamiento que pueda sobrevenir después de tal equivocación.
Es muy probable que te sientas feliz y creas que tu amante te ofrece el cielo y las estrellas, pero si has causado sufrimiento y roto en mil pedazos el corazón de tu pareja, sabrás a su debido tiempo, que toda mala acción trae nefastas consecuencias y que lo único que causaste por tu insensatez, fue atraer ruina y muerte con tus propias decisiones haciéndote inmerecedor(a) de las bendiciones que el Señor tenía para ti, al confiarte su más preciado tesoro, su hijo(a).
“Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.”
(Romanos 6:23 NVI)
Si ocupas el lugar de amante, siendo culpable o no de la ruptura matrimonial, no saldrás bien librado(a), porque no existe, ni existirá nadie que sobreviva a la ira de un Dios que defiende a capa y espada a sus hijos. Tienes una única opción de salvación y es la de presentarte arrepentido(a) delante del Señor, para pedir su perdón, decidir jamás volver a cometer dicha falta y cambiar por completo tu comportamiento, para que así puedas ser alcanzada por la fuerza sobrenatural de su amor.
“Tu maldad te castigará, tu infidelidad te recriminará. Ponte a pensar cuán malo y amargo es abandonar al Señor tu Dios y no sentir temor de mí
—afirma el Señor, el Señor Todopoderoso—.”
(Jeremías 2:19 NVI)
Es importante, que reflexiones sobre cuáles son los cimientos en los que estás construyendo tu futuro. Si eres portador de un anillo en tu dedo índice, debes saber que, cambiando el (la) muñeco(a), tus expectativas no serán cubiertas, porque todos los seres humanos tenemos defectos, virtudes y somos fácilmente tentados a desobedecer a Dios cediendo a nuestros deseos carnales. Tu esposo(a) no son una coincidencia, hace parte de tu vida, porque Dios lo decidió así y es tu deber honrar y respetar tal comisión.
Dios tiene el poder de restaurar tu matrimonio y fortalecer los lazos de amor que un día los unió. Perdonar es posible, cuando Él hace parte activa de tu vida y tu relación personal con Él se hace cada vez más fuerte, cuando le entregas tus cargas para que pueda obrar en medio de una relación destruida por el pecado. No vendas tus bendiciones al mejor postor por un plato de lentejas que al final no vale nada, en tu casa está quien es portador de las bendiciones del cielo que te han sido concedidas por el Todopoderoso.
“Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!”
(Eclesiastés 4:12 NVI)
Escrito para www.conectadosconcristo.com