“Aquellos que eran vistos bailando, eran considerados locos por quienes no podían escuchar la música” – Friedrich Nietzsche

La filosofía para un hombre creyente puede ser un terreno muy peligroso si no se mira por dónde se pisa, es un campo lleno de ideas humanistas que pueden llegar a explotar y dejarle mal herido espiritualmente, aunque a veces desprevenidamente nos regala joyas que encierran conceptos universales, que pueden llegar a explicar diferentes fenómenos con los que cohabitamos.

La mayoría de los pensadores dejan a DIOS de lado, tratando de explicar el mundo y todo lo que ocurre en él desde teorías muy elaboradas e intrincadas, parecen laberintos que no te llevan a ningún lado; aún la ciencia no me ha podido explicar cómo la “nada” se transforma en “algo” y ese “algo” en muchos “algos” que luego se condensan mágicamente y explotan inexplicablemente formando un “todo”.

En fin, de todas maneras DIOS utiliza y transforma todo para el bien de sus hijos y su reino, aún las palabras de los necios que pretenden negar la facultad creadora de nuestro amado SEÑOR, dicho coloquialmente: nadie sabe para quién trabaja; cosa que probaremos en un remedo de ensayo científico a continuación, utilizando el método deductivo.

Don Federico, el filósofo alemán del siglo XIX no es uno de los grandes héroes cristianos, pero de vez en vez se despachaba con alguna frase como la que encabeza nuestra reflexión de hoy, y que utilizaremos para ilustrar nuestra relación con DIOS y la necesidad de sensibilidad en el espíritu para escuchar su canción de amor.

Cuando la frase en cuestión llegó a mis ojitos, curiosos y ávidos de conocimiento, reflexioné sobre el abismo que existe entre las ovejas y las personas que aún no han establecido una relación personal con DIOS, de alguna manera ellos nos tildan de locos, porque a sus ojos nuestra vida está llena de privaciones y amarguras, ya que nos negamos a los placeres de este mundo.

Hasta aquí nuestra primera hipótesis: “Estamos locos, Lucas… figúrate”. Si aquellos que no pueden escuchar la melodía de amor que DIOS canta para cada uno de sus hijos, piensan que los que bailamos sus pegajosos ritmos estamos locos, pues así es. La vida en santidad que nos invita a seguir nuestro PADRE, más que un cúmulo de reglas, es la manera en la que nos mantiene cerca de su presencia, nos da libertad y nos protege.

Hipótesis dos: “El gran pez no tiene oídos, pero lleva el ritmo con el corazón”. La canción de amor de DIOS, es el mensaje que nos envió por medio de su hijo JESUCRISTO, la sensibilidad para escuchar y entender su ritmo depende de lo estrecha que sea la relación que mantenemos con ÉL y el esfuerzo que hacemos por agradarle, es así como las reglas dejan de ser reglas y se transforman en un modelo de vida.

Hipótesis tres: “si no puedes con las partituras, confunde y te condenarás”. Para las personas que desconocen la intención de la palabra, su relevancia y pertinencia en los tiempos modernos, es muy difícil entender por qué razón buscamos transformar nuestras vidas y parecernos más a JESÚS y menos a nosotros mismos, cada una de nuestras acciones traen confusión para su lógica y confronta su escala de valores y sus conceptos de vida.

Cuando buscamos agudizar los oídos de estas personas, debemos ser muy cuidadosos para que la palabra pueda madurar en su espíritu y DIOS le lleve a descubrir la inmensidad de su amor, pues si compartimos conceptos muy complejos ellos podrían confundirse y querer rechazar la nueva vida. Es como si a un bebé no le diéramos compota sino un bistec, lo más seguro es que le haga daño.

Hipótesis cuatro: “La canción de DIOS no tiene sólo los acordes que escuchas”. El hecho de que DIOS se haya revelado a ti como sanador, o redentor, o amigo; no quiere decir que ÉL esté encasillado sólo en ese rol, que su canción no tiene la intervención del piano del creador o la trompeta del guerrero o el arpa del poeta, todo eso es sólo idea tuya, pues todos los acordes son suyos.

Hipótesis cinco: “Todos los instrumentos suenan diferente, pero juntos logran una canción”. Está bien que yo no sea la mejor de las ovejas, ni la que más talentos tiene, es más podría no ser oveja, pero DIOS nos ha dado un propósito a todos y éste se cumplirá para quien tome la decisión de seguirle el compás como a un maestro de orquesta, de no ser así desafinará en la obra.

Hipótesis seis: “Si las ovejas balan y gimen, no escucharán la flauta del pastor”. Debemos disponer nuestros corazones en la búsqueda del silencio, la quietud y la paz que sólo DIOS nos puede dar, si llenamos nuestros campos de ruidos, banalidades y quejas, no podremos escuchar la hermosa canción que el buen pastor interpreta en su flauta para nosotros.

Para finalizar, una vez habiendo demostrado lo maravilloso de nuestro amado SEÑOR, entramos a la recta final de nuestra disertación seudocientífica, demostrando lo inexpresable e ilustrando lo inentendible, para sellar rotundamente que estamos locos de amor por ÉL. 

Corolario: “Dado que todos somos sordos, dependemos de ÉL”. A pesar de mantener una relación con DIOS y buscar cada día conocerle mejor, jamás llegaremos a entender por completo su canción, por eso dependemos de su ternura para explicarnos y enseñarnos a bailar con ÉL, debemos siempre colocar nuestros piecitos sobre los suyos y dejarnos llevar.