Tengo algunos problemas para recordar los nombres de algunas personas. En ocasiones debo consultar a mi esposa si necesito el nombre de alguien que recientemente hayamos conocido. Sin embargo, mi memoria funciona muy bien para algunos asuntos. Esa mala memoria, quizás se extiende a otras áreas de mi vida, por ejemplo, cuando olvidé mi propósito de hacer ejercicio de forma rutinaria este año…

Con el paso del tiempo el pueblo de Dios ha procurado que la humanidad no olvide a su creador; una labor titánica que nos invita a compartir las buenas nuevas con quienes no han logrado conocer a nuestro Dios. Una apuesta nada barata, debido a que gracias a ella somos tildados de retrógrados, anticuados y hasta de tontos.

Sin embargo, algo paradójico es que millones de personas buscan una conexión espiritual, y nuestro Dios resulta para muchos tan solo una de los cientos de opciones. A pesar de ello, aun somos millones quienes creemos en la existencia de un solo Dios verdadero, pero nuestra mala memoria a veces nos hace vivir malos momentos.

Al parecer es a nosotros a quienes nos cuesta olvidar nuestros fracasos, errores y hasta nuestros pecados, y en algunos casos nuestra memoria no tiene límite. Otros, al parecer sufren de problemas de memoria y olvidan a quién ofenden en el cielo con sus acciones. Recurrentemente somos severos con nosotros mismos y con nuestro prójimo, a tal punto de que el enemigo no necesita intervenir…nosotros mismos nos hemos vuelto como el acusador. Otras muchas veces somos laxos con nuestros pecados, o con los de otros, y en ese caso también estamos jugando un rol equivocado. En ambos casos, y bajo algunas condiciones lo siguiente que leerás puede suceder….

“[…] Perdonaré sus faltas y me olvidaré de sus pecados. Es la decisión del Señor.”

 (Jeremías 31:34b – PDT)

Esta encantadora traducción resalta un hecho, Dios decide olvidar nuestros pecados. Este fragmento de la escritura está hablando de una persona en particular. Como en muchas partes de la Biblia, en el Antiguo Testamento, se anuncia la obra venidera de Cristo. Es gracias a Él que podemos decir con toda confianza que Dios perdona nuestras faltas y olvida nuestros pecados.

Entonces ¿Es Dios quién tiene mala memoria? Por supuesto que no, el decide olvidar, y la venida de Cristo es precisamente la demostración de que, a pesar de nuestros errores, fracasos y pecados, siente un profundo amor por la humanidad a tal punto de que “si los confiesan [pecados] y los abandonan, recibirán misericordia.” (ver Proverbios 28:13 – NTV)

Allí está el secreto, uno contenido en estos dos versículos: podemos decir que Dios perdona tus faltas y olvida tus pecados, si haces el ejercicio de confesar tu pecado y abandonarlo.

Solo añade a esta “fórmula” lo más importante: permite que Jesús habite en tu corazón para que puedas hacer sostenible en el tiempo ese regalo que es el perdón de tus faltas y el olvido de tus pecados.

¡Hoy es el día de perdón, olvido y transformación!

¡Hoy te bendigo!

Escrito por Jonathan González – @achristian_walk – para www.conectadosconcristo.com