Vivir bajo la gracia es regocijarse según la perfección de cruz.
Sabemos que como seres humanos vivimos en un mundo que tiene una cultura contraria a la de Cristo y que llegó a causa del pecado del primer hombre: Adán. Desde ese instante el hombre se convirtió en esclavo al pecado, luego de que el Padre nos llevara a Cristo, el hombre se ha encontrado en una lucha constante con su carne.
La lucha que el hombre vive es tal, que se somete a disciplinas propias, castigos, culpas, frustraciones y angustias conduciéndonos a repudiar a Dios. Lo que para el hombre fue perfeccionismo terminó alejándolo y le trajo un sentimiento de odio hacia el mismo Dios ya que por nuestros propios esfuerzos no podemos llegar a la perfección a la cual hemos sido llamados.
«Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.»
(Gálatas 2:20 RVR1960).
Debes entender que Cristo al entrar en tu vida, entró para dejar su presencia en tí. Al fallarle debes saber que no es tu naturaleza porque ahora Cristo mora, habita en tí, por lo tanto:
«Me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.»
Cada vez que tienes una debilidad, Cristo se está perfeccionando en tí, lo que te queda es Gloriarte en que conoces a Dios, lo perfecto que es Él y lo imperfecto que tú eres. Entender que eres perfecto para Dios, no por tus esfuerzos por ser perfecto. Él me hizo perfecto por sus esfuerzos en la cruz.
Escrito para conectadosconcristo.com