Texto biblico

Génesis 3:1 – 7 (NVI) La caída del ser humano 3 “La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le preguntó a la mujer: —¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín? 2 —Podemos comer del fruto de todos los árboles —respondió la mujer—.3 Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán.” 4 Pero la serpiente le dijo a la mujer: —¡No es cierto, no van a morir! 5 Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal. 6 La mujer vio que el fruto del árbol era bueno para comer, y que tenía buen aspecto y era deseable para adquirir sabiduría, así que tomó de su fruto y comió. Luego le dio a su esposo, y también él comió. 7 En ese momento se les abrieron los ojos, y tomaron conciencia de su desnudez. Por eso, para cubrirse entretejieron hojas de higuera.”

Reflexión

El enemigo es poco creativo, te hará dudar no solo de la palabra que el Señor ha sembrado en tu corazón, sino de las bendiciones que disfrutas por misericordia de Dios. Nuestra obediencia, está supeditada a la decisión de vivir bajo la voluntad de nuestro creador, Él espera que cuando nos hable, sigamos al pie de la letra, sus indicaciones, para así, tener vida en abundancia. Seremos tentados constantemente, a fallarle a Dios. Conocemos con claridad lo que debemos hacer, pero somos manipulados a desviar nuestro camino, a aceptar aquello que en apariencia y ante el mundo es bueno y deseable, pero detestable ante los ojos de nuestro Padre. Las instrucciones recibidas, aunque no nos gusten y sean contrarias a lo que la sociedad nos indica como normal, son el camino para evitar nuestra muerte financiera, espiritual, emocional o física, es por esto que se hace necesario que no ignoremos la voz de Dios y que caminemos de su mano actuando a su manera en toda circunstancia.

Oremos

Señor, que la única voz que pueda escuchar hoy, sea la tuya, susurrando en mi oído, palabras de amor e instrucciones claras acerca del camino que debo seguir, para recibir bendición que sobreabunde en gracia. Gracias padre, porque al ser tentado, tengo la posibilidad de elegir caminar de tu mano seguro y confiado de que no moriré, sino que daré fruto perdurable que te agrade y te haga sonreír. En el nombre de Jesús, Amén