TEXTO BÍBLICO

Isaías 10:20-34 (NVI)

El remanente de Israel

“20 En aquel día ni el remanente de Israel
ni los sobrevivientes del pueblo de Jacob
volverán a apoyarse
en quien los hirió de muerte,
sino que su apoyo verdadero
será el Señor, el Santo de Israel.
21 Y un remanente volverá;[a]
un remanente de Jacob volverá al Dios Poderoso.
22 Israel,
aunque tu pueblo sea como la arena del mar,
solo un remanente volverá.
Se ha decretado destrucción,
abrumadora justicia.
23 Porque el Señor, el Señor Todopoderoso,
ejecutará la destrucción decretada
en medio de todo el país.

24 Por eso, así dice el Señor, el Señor Todopoderoso:

«Pueblo mío, que vives en Sión,
no tengas temor de Asiria,
aunque te golpee con el bastón
y contra ti levante una vara,
como lo hizo Egipto.
25 Dentro de muy poco tiempo
mi indignación contra ti llegará a su fin,
y mi ira destruirá a tus enemigos».

26 Con un látigo los azotará
el Señor Todopoderoso,
como cuando abatió a Madián
en la roca de Oreb;
levantará sobre el mar su vara,
como lo hizo en Egipto.
27 En aquel día
esa carga se te quitará de los hombros,
y a causa de la gordura
se romperá el yugo que llevas en el cuello.

28 Llega el enemigo hasta Ayat,
pasa por Migrón,
y deja en Micmás su equipaje.
29 Cruza el vado, y dice:
«Acamparemos en Gueba».
Ramá se pone a temblar,
y huye Guibeá, ciudad de Saúl.
30 ¡Clama a gritos, hija de Galín!
¡Escucha, Lais!
¡Pobre Anatot!
31 Se ha puesto en fuga Madmena;
los habitantes de Guebín buscan refugio.
32 Hoy mismo se detendrá en Nob;
agitará su puño contra el monte
de la ciudad de Sión,
el monte de Jerusalén.

33 ¡Miren! El Señor, el Señor Todopoderoso,
desgaja las ramas con fuerza increíble.
Los árboles más altos son talados;
los más elevados son abatidos.
34 Derriba con un hacha la espesura del bosque,
y el esplendor del Líbano se viene abajo.”

REFLEXIÓN

Las mieles de la prosperidad

Para aquellos que les gustaría disfrutar de las mieles de la prosperidad por siempre, ésta solo proviene de la obediencia y fidelidad a Dios. Nuestro pecado nos separa de Él; a lo mejor tenemos encallecida la conciencia y nos es difícil aceptar que en nuestra debilidad hemos caído en la mentira, la hipocresía, la arrogancia y el orgullo y nos cueste reconocer que dependemos de todo menos del Señor.

En lo secreto, en lo escondido y en las pequeñas cosas, se encuentra la razón por la que no hemos podido dar fruto en algún aspecto de nuestra vida. Acumulamos cosas materiales, posiciones laborales, reconocimiento social y nos gusta tener mentalidad del mundo porque es más divertido; dejamos de lado el honrar a Dios con nuestra obediencia; no valoramos las bendiciones que nos ha dado; y nos sucede como le sucedió al pueblo de Israel, asumimos que el Señor está en la obligación de perdonarnos las veces que sean necesarias sin hallar en nuestra alma un poco de arrepentimiento y voluntad de cambio.

En cada mala acción hallamos consecuencias nefastas para nuestra relación con Dios. Tarde o temprano el pecado que en las sombras hace eco en el cielo, nos destruirá. La palabra dice que en la confesión de nuestras faltas, encontramos reconciliación con Dios y hallamos paz. Cerrémosle la puerta a Satanás, para que no pueda destruirnos mientras somos tercos, testarudos y soberbios.

Hemos sido elegidos para dar testimonio vivo de lo que el Señor puede hacer a través de su presencia en nuestra vida; defraudarlo no debe estar en nuestra sábana de decisiones diarias a tomar; dar honra y honor al merecedor de nuestra alabanza, siempre será mucho más favorecedor que vivir creyendo que Él no existe, que no es importante tenerlo en cuenta o que no ve ni sabe de cada paso que damos.

Alabanza sugerida

Canción: La cruz – Lead

Ver video aquí: https://bit.ly/2z2afOa

OREMOS

Señor debo confesar que en mi corazón existe orgullo y soberbia; aparta de mí todo sentimiento negativo que me pueda apartar de tu presencia. Borra mi pasado y perdóname por mi falta de honestidad, por mi hipocresía y mi desobediencia al querer hacer todo en mis fuerzas, agradando al mundo, antes que a ti. Te amo, Dios, ayúdame a ser la persona que tu has anhelado que yo sea, a dejar atrás los hábitos del mundo y empezar a caminar de tu mano en todas las áreas de mi vida. En ti hallo paz y sabiduría, en el nombre de Jesús, amén y amén.