“37 Los israelitas partieron de Ramsés, en dirección a Sucot. Sin contar a las mujeres y a los niños, eran unos seiscientos mil hombres de a pie. 38 Con ellos salió también gente de toda laya, y grandes manadas de ganado, tanto de ovejas como de vacas. 39 Con la masa que sacaron de Egipto cocieron panes sin levadura, pues la masa aún no había fermentado. Como los echaron de Egipto, no tuvieron tiempo de preparar comida. 40 Los israelitas habían vivido en Egipto cuatrocientos treinta años.41 Precisamente el día en que se cumplían los cuatrocientos treinta años, todos los escuadrones del SEÑOR salieron de Egipto. 42 Aquella noche el SEÑOR la pasó en vela para sacar de Egipto a los israelitas. Por eso también las generaciones futuras de israelitas deben pasar esa noche en vela, en honor del SEÑOR.” Libertad, Se han roto las cadenas Hay un tiempo para todo en el Señor, hay días, en los que luchamos, oramos, clamamos al cielo, lloramos, nos sentimos abatidos y desanimados. Son esos días en los que no vemos con claridad nuestro futuro y acudimos a todo menos a Dios buscando la solución de nuestros problemas. Y existe el día, en el que se marca un antes y un después en nuestra existencia, conocemos de Dios, recibimos su instrucción y tomamos la firme decisión de nunca más apartarnos de ÉL. Ya no somos esclavos de nuestras emociones, sino nos apropiamos del dominio propio, la sabiduría, el conocimiento del Señor, su misericordia y perdón, para llegar a experimentar el verdadero amor, la felicidad eterna y la satisfacción de ver cumplidos todos nuestros planes. No importa en qué momento te encuentres hoy, Dios no duerme, pasa en vela cuidando de tí, acompañándote en cada instante, sufre a tu lado tus decepciones, se alegra y regocija en tus victorias. Te ama y desea lo mejor para ti, jamás lo dudes. Gracias Padre amado, por sanar mi corazón cansado y darme libertad. Cada día, es una victoria ante la adversidad. Gracias porque cada problema es una oportunidad de mejora, porque no me siento solo(a), cuando lloro o cuando río sé que estás conmigo. Te necesito solo a ti, porque al confiarte mi vida en medio de la tormenta, tengo la seguridad de que pase lo que pase, todo es para mí bienestar. Cierro mis ojos y avanzo de tu mano, porque adelante está mi bendición. En el nombre de Jesús, amén y amén.Texto Bíblico
Éxodo 12: 37-42 NVI
El éxodo
Reflexión
Dios nos concede la libertad, pero requiere que sacrifiquemos lo que en nuestro interior ha vivido en esclavitud por causa del pecado, esforzarnos por lograr un cambio en aquellas áreas de nuestra vida en las que no hemos dado fruto por ceder ante la seducción de un mundo caído, Confiar 100% en su poder y que tomemos la decisión de caminar diariamente cumpliendo sus normas y preceptos, no por amargarnos más la vida, sino para que podamos alcanzar la gracia, la salvación, la bendición de poder declarar que somos vencedores.
Oremos