TEXTO BÍBLICO
“Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque, si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero, si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.”
(Romanos 8: 12 – 14 NVI)
REFLEXIÓN
Para llegar a ser controlador aéreo se requiere tener la capacidad de permanecer en calma bajo presión, de asumir determinados riesgos, de tomar decisiones rápidas y de trabajar en equipo mientras se procesa una gran cantidad de información. Cada punto en la pantalla del radar se traduce en aproximadamente 200 personas entre los pasajeros y la tripulación de un avión.
En esencia, su trabajo consiste en dar instrucciones por radio a los pilotos para lograr que el tráfico aéreo se desarrolle de forma fluida y segura. Su labor se podría resumir en indicar a los aviones que suban o bajen, giren a la derecha o la izquierda y aceleren o desaceleren según las circunstancias de cada momento.
Los controladores emiten autorizaciones (como por ejemplo, para aterrizar o despegar), pero son los pilotos o capitanes de los aviones los que toman las decisiones, incluso en casos de emergencia.
El 24 de marzo de 2015, se conoció el caso del vuelo 9525 de la aerolínea Germanwings. El copiloto aprovechando el exceso de confianza del capitán, quien fue al baño, decidió suicidarse de manera deliberada tomando el control del vuelo, bloqueando cualquier ingreso a la cabina, haciendo que el avión descendiera a alta velocidad hasta estrellarse en los Alpes franceses. El copiloto omitió el llamado del capitán para que abriera la puerta y de los controladores que alertaban la pérdida anormal de altitud. El resultado final de este suceso concluye con 150 personas que murieron instantáneamente.
Es necesario abordar este trágico evento para que entendamos nuestro papel y el del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Nosotros somos los pilotos o copilotos de nuestra existencia. Cuando nos dejamos dominar por nuestra naturaleza pecaminosa y dejamos que controle nuestra mente, actuamos como el copiloto de esta historia…el resultado es la muerte; por el contrario, el Espiritu Santo hace el papel de los controladores de la historia, si controla nuestra mente y decidimos escucharlo y obedecerle nos lleva a la vida, nos da paz y permite que tengamos un aterrizaje tranquilo aunque durante el vuelo hayamos experimentado turbulencia.
Seguramente si el copiloto del Germanwings hubiera atendido la señal de emergencia y los llamados constantes de los controladores, estos le hubieran podido indicar que hacer y seguramente él, los pasajeros y la tripulación hubieran sobrevivido.
Nosotros tenemos el poder de decidir el próximo paso a seguir. Como hijos de Dios, hemos optado por dejarnos guiar por el Espiritu y tratar de agradar a Dios en toda circunstancia. Enfrentaremos situciones que nos harán pensar que no somos capaces, que no tenemos lo necesario para vencer el miedo o nuestras dificultades, quizás creamos que no somos dignos por causa de nuestra desobediencia. Lo único cierto y verdadero es que siendo hijos de Dios, su espíritu no nos abandona y siempre está dispuesto a dirigir nuestro rumbo y llevarnos a puerto seguro y darnos la autoridad para vencer y rectificar el camino.
OREMOS
Papito Dios, soy consiente de las consecuencias que he tenido que enfrentar por no escuchar tu voz cuando a través de tu Santo Espíritu has intentado advertirme de los peligros a los que me expongo por mi necedad y desobediencia. Te pido perdón y clamo por tu misericordia y cuidado. Dame la fortaleza que necesito para tomar decisiones basadas en tu voluntad, ayudame a mantenerme firme y con el objetivo siempre de agradarte a ti. Jamás apartes tu mirada de mi, en el nombre de Jesús, amén y amén.