TEXTO BÍBLICO

Salmos 119:9-16 NVI

“¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra?
Viviendo conforme a tu palabra.
10 Yo te busco con todo el corazón;
no dejes que me desvíe de tus mandamientos.
11 En mi corazón atesoro tus dichos
para no pecar contra ti.
12 ¡Bendito seas, Señor!
¡Enséñame tus decretos!
13 Con mis labios he proclamado
todos los juicios que has emitido.
14 Me regocijo en el camino de tus estatutos
más que en[a] todas las riquezas.
15 En tus preceptos medito,
y pongo mis ojos en tus sendas.
16 En tus decretos hallo mi deleite,
y jamás olvidaré tu palabra.”

REFLEXIÓN

¿Cómo llevar una vida íntegra?

Llevar una vida íntegra en un mundo de iguales, es complicado. Aparecen expresiones como: “Todo el mundo lo hace, no tiene nada de malo, no pasa nada, nadie se va a dar cuenta, hay que disfrutar la vida, no seas aburrido(a), etc” y es el mundo llamándote a vivir de manera desenfrenada y sin propósito.

Cuando observamos a nuestro alrededor, la gente le teme a un Dios que responde más a tradiciones familiares, que a uno que hayamos conocido o experimentado personalmente. Cuando hemos tenido un encuentro con el Señor, podemos afirmar, que sus mandamientos, sus mandatos y sus preceptos, son para nuestro bienestar y que Él no escatima esfuerzos por nuestra felicidad y seguridad.

Obedecer es un reto diario, agradar a Dios es la meta, la recompensa es grande y eterna. El pecado nos separa del Señor; caminar libres de toda contaminación moral es el resultado de una decisión individual; la palabra es poder y en ella hay sabiduría. Todas las anteriores hacen parte de la verdad que nos ha sido revelada, la cual debemos grabar en nuestro corazón, para nuestro deleite y salvación. Está disponible de todas las formas posibles, así que el desconocimiento ya no es una excusa… vivir bajo la voluntad del Señor, trae mayor satisfacción que hacerlo apartados de Él, ¡Te lo aseguro!

Alabanza sugerida

Canción: Tu palabra – Gilberto Daza

Ver video Aquí: http://bit.ly/2gEtZOB

OREMOS

Señor, tu palabra endulza mi vida, porque al leerla, es como si tuviera una conversación contigo. Gracias por mostrarme tu amor a través de tus mandatos. Tus decretos me han sido revelados, a través de las sendas justas que me muestras con cada palabra escrita. Puedo sentirte a través de tu mensaje de sosiego y paz. Decido vivir conforme a tu corazón, para poder deleitarme en tu presencia cada día. En el nombre de Jesús, te bendigo; amén.