Muchas veces hemos escuchado o dicho frases como: “Que se haga la voluntad de Dios”, “Dios en su voluntad”, “la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta”, “Que sea lo que Dios quiera”. Realmente Dios tiene una voluntad para nosotros y algunas de estas frases son bien dichas cuando no las tomamos como excusas para no tomar acción o cambiar hábitos dañinos. Sin embargo, hoy quiero enseñarte que existe algo más grande que la voluntad de Dios y todos los días estamos en contacto con eso. Lo realmente llamativo es que es más grande porque el mismo Dios así lo quiso.

Como ya sabes me gusta hablar en mis artículos de las que creo son las claves del emprendimiento y del llevar una vida exitosa. Esta vez no será la excepción. Todos necesitamos aprender que Dios nos dotó con un don superior que nos puede llevar a vivir una vida de alto nivel y que agrega valor a los demás. Nos dio un regalo para que emprendamos, tomemos acción, decidamos, arriesguemos y alcancemos nuestros sueños. El regalo del que hablo, Dios lo llamó Voluntad y como dijo Albert Einstein: Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica, la voluntad.

Ahora te pregunto: ¿Existirá algo más grande que la voluntad de Dios? Muchos correrán a decir que no y darán sus razones religiosas, pero si en verdad quieres analizar este tema conmigo te darás cuenta que si existe algo más grande: la voluntad humana. Si observas a tu alrededor, todos los días estamos en contacto con la voluntad humana. Nos despiertan elementos electrónicos creados por humanos y desarrollados con la voluntad humana. Nos bañamos gracias a sistemas construidos y desarrollados gracias a la voluntad humana. Nos transportamos gracias máquinas creadas por el ser humano. Nos comunicamos, comemos y emprendemos gracias al poder de la voluntad humana. ¿Con esto quiero decir que Dios es inferior? ¡Jamás! Él está por encima de todo, pero así como está, también quiso que nuestra voluntad fuera superior a la suya. Si esto no fuera cierto, entonces seríamos robots manejados a control remoto por Dios, pero no ocurre así. Si la voluntad de Dios fuera más elevada nos la impondría y cada vez que intentáramos hacer algo diferente nos reprendería para hacer solo lo que Él quiere. Dios no quiso eso para nosotros. Él nos dotó con libre albedrío y voluntad. Es por esto que muchos pelean con Dios por permitir muertes, hambre y descontrol en el mundo, cuando el mundo es gobernado por la voluntad humana y esos son los resultados de las malas decisiones humanas. De modo contrario, no seríamos libres. ¡Dios quiso que fuéramos libres!

Si hay algo más grande que la voluntad de Dios es la voluntad humana. Y si esto es así por regalo de Dios, dejemos de usar esa voluntad vanamente. No uses la voluntad de Dios como disculpa por tus malos resultados. He escuchado cosas como que es la voluntad de Dios una enfermedad o un mal momento financiero. ¡Eso no es cierto! Dios no quiere que estés así, son los resultados de tus acciones, de tu propia voluntad. También he escuchado cosas cuando emprenden y ven que no hay muy buenos resultados como “que se haga la voluntad de Dios”. Eso no es lo que Él quiere. Dios quiere que digas: “¿momentos duros? Voy a darle con más fuerza, voy a inventarme nuevas maneras de negocio, voy a repartir volantes, voy a cambiar este momento”. ¿Y lo anterior cómo se logra? Con el poder de tu propia voluntad, no la de Dios. Obviamente Dios no quiere tu fracaso ¡eso debe bastarte! Entonces, no usemos la voluntad de Dios como un cliché, como una excusa ¡eres tú y tu propia voluntad empoderada por Dios! ¡Usa tu voluntad para alcanzar más cosas, para emprender, para hacer tus sueños una realidad! Y claro, pon todas tus acciones en manos de Dios, Él te ayudará a ser fuerte en la tempestad, a persistir, insistir y nunca desistir. Pero avanza tú, Dios no hará tu tarea, a Él no le gusta criar vagos. Además, a Él le encanta mostrarte el poder que puso en ti, le gusta que seas consciente que tienes poder, el mismo que levanto a Cristo de los muertos y gran parte de ese poder está almacenado en tu voluntad y determinación para hacer que las cosas sucedan.

¡Bendiciones emprendedor!

Escrito por David Andrés Rincón para www.conectadosconcristo.com