Tal y como acordamos en el artículo pasado, en este vamos a hablar de las maneras en que podemos apalancarnos del sistema, sacando provecho mutuo y no de la manera habitual: que el banco saque provecho de nosotros. Si estás leyendo este artículo, te recomiendo leer el anterior (Esclavos del Éxito) para poderme dar a entender mejor contigo. Ahora te preguntarás por qué el título, déjame explicarme con una pequeña historia:
Hace un par de años leí en un libro (Los Secretos de la mente Millonaria) que existe una gran cantidad de personas que le tienen miedo al dinero lo que parece absurdo, sin embargo, le hallé sentido viendo muchos resultados financieros en mi familia, amigos y conocidos cercanos. Muchos dicen que el dinero no es importante y quiero que aprendas, como yo en esa ocasión, que si quieres que el dinero venga y sea tu amigo no puedes menospreciarlo. ¿Si tú le dijeras a un amigo que no es importante, ese amigo querría estar contigo? Así ocurre con el dinero. Si dices que no es importante entonces él busca a otros que quieran ser sus amigos. En ese contexto pude ver cómo el dinero es una herramienta poderosa que Dios quiere que poseamos sus hijos (cristianos y no cristianos). Muchas veces le he pedido a Dios que me de riquezas, que si alguien no se las quiere recibir, yo se las recibo. Debo aclarar que antes de leer ese libro creía que lo anterior estaba mal. Tenía un pésimo concepto del dinero y creía que Dios no lo veía con buenos ojos. Con el paso del tiempo tuve que darme cuenta de algo más. Sentí un día a Dios preguntándome: ¿Quieres ser millonario o quieres ser prospero? Lo que afuera se te vende es que tengas dinero, que seas millonario, pero Dios me retó a ver más arriba. Me mostró que el dinero me lo podía dar, pero yo en mi interior ¿quién sería con ese dinero? ¿a cuántos ayudaría? ¿sabría acaso manejarlo? Ahí estaba viendo que Dios me quería prosperar no solo enriquecer. Quería enriquecer mis relaciones, enriquecer mi espíritu, mi mente, enriquecer mi relación con él, enriquecer mi bondad, mi compasión y enriquecerme financieramente. A todo eso lo llamó: Prosperidad. Me di cuenta que el dinero lo puede tener cualquier persona, pero la prosperidad solo proviene de Dios y desde entonces se la pido todos los días. Te devuelvo la pregunta: ¿Quieres ser rico o prospero?
Existe una manera muy sencilla de usar correctamente el sistema financiero para conseguir elevar nuestra área financiera: Consiste en adquirir activos y lograr que ellos paguen las cuentas para tener libertad financiera. Muchos creemos que ser libres financieramente consiste en no tener deudas y no es del todo cierto. En su libro “Padre Rico, Padre Pobre” Robert Kiyosaki nos muestra muy detalladamente este tema. Si te lo resumo sería diciéndote que un pasivo es todo lo que saca dinero de tu bolsillo y activos todo lo que pone dinero en tu bolsillo. Nuestro enfoque debe ser crear o adquirir activos. Por ejemplo, un automóvil es un pasivo y un apartamento (en donde no vivas) es un activo. El primero te quita dinero y el segundo, si lo tienes alquilado, pone dinero en tu bolsillo. ¿Basta con un apartamento? Eso lo decides tú. ¿Qué otros activos existen? Finca raíz, negocios de ventas, inversión en bolsa, franquicias, redes de mercadeo, máquinas dispensadoras, ventas por internet, regalías por libros o discos, entre muchas otras.
Como verás cualquiera de estos activos nos llevarán un tiempo y un esfuerzo grande para construirlos. Sin embargo, te garantizo que es la mejor forma de alcanzar libertad financiera. En unos años esos activos estarán pagando tus cuentas sin necesidad de que estés 100% pendiente de cada operación, haciéndolo sistemático. Invirtiendo y apalancándote de los bancos para estos negocios sé que tendrás muchos mejores resultados y evitarás caer en “la carrera del hámster” que cree que corriendo más (adquiriendo más cosas, endeudándose más) va a llegar más lejos (alcanzar más éxito) pero en realidad sigue en el mismo lugar sin impactar a nadie, sin prosperidad sino solo viviendo para pagar las cuentas o deudas pendientes con el banco. Seamos inteligentes y no perdamos el juego. ¡Sabemos que queremos ser prósperos! ¡sabemos que Jesús fue pobre para que seamos ricos! ¡sabemos que es la voluntad de Dios que dejemos un legado, impactemos y ayudemos a muchos! Ahora, aprendamos a decir no, aprendamos el juego del dinero y no habrá más remedio que recibir una lluvia de bendiciones del cielo, que nunca se cerró para ti, solo se bloqueó con tantas falsas ideas tuyas sobre el dinero, y las que pasaron, no las viste por estar ocupado pagando deudas. ¡Seamos prósperos!
¡Bendiciones emprendedor!
Escrito por David Andrés Rincón para www.conectadosconcristo.com