TEXTO BÍBLICO

“Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra, pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con Él en gloria”.

(Colosenses 3: 1-4 NVI)

REFLEXIÓN

Pensemos por un segundo en lo que está sucediendo alrededor del mundo: La guerra entre Ucrania y Rusia; aumento de la inflación, la deuda y la desigualdad de ingresos, lo que podría poner en peligro la recuperación de las economías emergentes y en desarrollo; la tensión política de nuestros países vecinos; la preocupación por el rebrote de covid en China; el cambio climático; la inseguridad; migrantes de diferentes paises desplazados por falta de oportunidades y abusos de sus gobernantes; ejecuciones en medio oriente por defender los derechos de las mujeres…en fin, caos, inestabilidad, desespero, angustia, preocupación y un terror impresionante al futuro.

El miedo nos paraliza. Si fijamos nuestra mirada en las circunstancias anteriormente mencionadas o en aquellas situaciones negativas que estemos actualmente enfrentando (enfermedad, desempleo, divorcio, etc), nos condenaríamos a la desesperanza y no habría razón alguna para esforzarnos en alcanzar nuestras metas o trabajar por nuestros proyectos; porque simplemente, sin un horizonte claro, cualquier camino es acertado o ante el oscuro panorama sería mejor quedarnos quietos sin hacer nada.

Nuestro norte es una vida en y con Cristo. Él nos recuerda que aún en la tormenta, tiene el poder de calmar la perspectiva y darnos la seguridad  que necesitamos para confiar en que sus planes son de bienestar en nombre del amor que nos demuestra cada día.

La meta está adelante. Al final, fruto de nuestro crecimiento en Dios, recibiremos la tan anhelada recompensa. En el camino tropezaremos, pero siempre hemos tenido la posibilidad de elegir entre rendirnos y mantenernos en la derrota o levantarnos y avanzar por el desierto mientras el Señor actúa sanando las heridas de guerra que queden por cada batalla librada de su mano.

Es importante recordar que en Cristo somos vencedores, que nuestro puerto seguro jamás ha sido permanecer en esta tierra, sino trascender a una vida eterna junto a Él. No podemos ignorar lo que sucede ni en nuestra casa, ni en nuestra empresa, ni en nuestro país, ni en el mundo entero, pero con preocuparnos no lograremos nada. Nuestra responsabilidad como cristianos, es confiar en el Señor y orar por su piedad, misericordia, amor e intervención por cada persona y por cada evento negativo que impacta a la sociedad, para que por su mano poderosa sea alcanzada su plenitud y paz.

Alabanza sugerida:

Canción: ¿Quien dijo miedo? – Gilberto Daza

Ver video aquí: https://www.youtube.com/watch?v=tFlp1AqNzTQ&list=RD4zN7x2HaSvs&index=7

OREMOS

Señor declaro que tu amor y misericordia cubren hoy cada rincón de esta tierra. Hoy decido fijar mi mirada en ti, sin importar mis circunstancias. Te agradezco tu disposición para guiarme por caminos de justicia y de verdad. Tu estás por encima del mundo, tu nombre es sobre todo nombre, nos has concedido la victoria y agradecemos de corazón tu sacrificio en la cruz. Clamamos por tu unción. No permitas que el miedo nos paralice e impida nuestro crecimiento en ti. Muéstrame mis fallas y perfeccionate en mi debilidad. Revélame tus planes y dame la fuerza que necesito para dar cumplimiento a mi propósito, con la meta de alcanzar una vida eterna junto a ti. Te amo, te necesito, te bendigo; en el nombre de tu hijo amado, amén.