Muchas veces nos apresuramos a juzgar, a criticar a aquellos que ya no están en nuestras congregaciones. Yo mismo fui un fariseo de ese tipo, pero tengo que ayudarte a ver el otro lado de la moneda. Mi mejor amigo hace un tiempo decidió salir de la iglesia, no servir más y solo asistir los domingos. Yo siempre seguiré siendo su amigo, pero me ha sorprendido cuantos se han levantado a juzgarlo o a hablarme con pesar de él cuando está mejor que nunca. No necesariamente la salida de una persona de una iglesia significa que sea un mundano, la iglesia no es el único lugar donde podemos liderar o mostrar a Jesús, déjame mostrarte el punto.
Existe una creencia en los grupos de amigos cristianos que dice algo así como que si alguien se va al “mundo”, este ya no hace parte del grupo, que si alguien se vuelve “mundano” ya no le es permitido pasar tiempo con los miembros de ese grupo de amigos ni ser invitado a sus fiestas ni reuniones. Algunos dirán que miento, pero créeme, yo mismo lo viví en mi primera iglesia. Esta vez lo veo en la vida de mi mejor amigo. Al ver eso se me quiebra el corazón pues qué haría Jesús si uno de sus amigos se pierde o quiere hacer algo en otro lugar diferente al suyo. No me imagino a Jesús excluyendo a alguien por esto, de hecho, él siempre fue a buscar a los perdidos, a los “peores”, a los “mundanos”. ¡Se acercaba a las prostitutas, a los estafadores, a los pecadores! ¿Eso ya no es claro? ¿Qué deberíamos hacer cuando un amigo se va de la iglesia? ¡Atraerlo con el amor de Jesús! No juzgarlo, excluirlo u olvidarlo. Ese no me parece el corazón de Dios.
Si lo que acabas de leer te ha movido el corazón, te invito a tomar acción e invitar a ese amigo a un café, a interesarte por cómo se siente, a levantarlo y no permitir que el diablo gane. No seas el diablo que lo critica, que lo juzga, que lo presiona y lo lleva a tener culpa o remordimiento, eso no lo hacemos los hijos de Dios. Alguien me preguntó por mi amigo hace unas semanas y yo respondí que estaba bien, a mi respuesta la persona dijo: “Bien mundano, ja ja ja”. Ese tipo de cosas no las decimos ni en chiste, más bien nos preocupamos porque el que se fue esté bien. Si tú lo has hecho te invito a pedir perdón, no es nada gracioso lanzar critica disfrazada de chiste. Esas actitudes que tenemos como cristianos son anclas que nos detienen en nuestro propio progreso. Además, está mal creer que el que está fuera de la iglesia está perdido. Quiero cerrar con una pregunta ejemplo: ¿Cuántas personas ha impactado Daniel Habif “fuera de la iglesia” y cuántas has impactado tú que sigues desde el mismo lugar criticando a los “mundanos”? Que la respuesta a esta pregunta te diga quién es más luz ¡Tenemos que reaccionar!
Te desafío a dejar la religiosidad, a ser luz real para el mundo. Ser luz no es necesariamente estar dentro de una iglesia, es salir al mundo con los dones que Dios te dio e impactar a miles, llevar a Jesús con tus imperfecciones, con tus luchas y al final del camino terminar destrozado ¡si destrozado! A eso vinimos a este mundo, no naciendo, creciendo, reproduciéndonos y muriendo lo más intactos y santos posibles ¡¡no!! Vinimos a luchar contra un mundo espiritual, a ser quebrados, a levantar a los caídos y al final del camino con una sonrisa en tu rostro poder decir: ¡lo hice Dios! ¡Puedo descansar en paz! ¡Cumplí lo que me mandaste! ¡Viví y disfruté la vida, carajo!
¡No te quedes juzgando y avanza! Júntate con pecadores y muestrales el amor de Dios. Metete con los mundanos y llévalos a Jesus. Sé líder en tus relaciones. No te dejes distraer en tonterías que te dañan a ti y dañan a quienes siguen creyendo, pero han decidido transformar el mundo desde una plataforma diferente a la tuya. Cree en Dios, cree en ti y cree en los demás.
¡Bendiciones emprendedor! Escrito por David Andrés Rincón para www.conectadosconcristo.com